El pasado viernes 5 de diciembre, el Centro Histórico de San Salvador no solo encendió las luces de su Villa Navideña; encendió, ante los ojos del mundo, un caso de estudio criminológico sobre la recuperación del espacio público. Mientras otras metrópolis de América Latina y ciudades globales se ven obligadas a ceder sus calles al toque de queda informal impuesto por el crimen y la delincuencia, El Salvador exhibió un escenario de orden preventivo que merece un análisis profundo.

La Seguridad como facilitador, no como barrera

Lo acontecido en el epicentro de la capital fue una demostración de prevención situacional de alto nivel. El despliegue de la Policía Nacional Civil (PNC) no se percibió como un tradicional dispositivo de seguridad, que puede incomodar, sino como un cinturón de confianza. Lograr un evento de tal magnitud con cero incidentes es el resultado de la neutralización previa de los factores de riesgo que, por décadas, hicieron del centro una "zona roja".

Desde la criminología ambiental, sabemos que el crimen prospera en el desorden y el abandono por medio de la famosa Teoría de las Ventanas Rotas que en El Salvador cobró vida y no solo quedo en los libros, tratados y ponencias. Al iluminar, limpiar y asegurar el Centro Histórico, el gobierno del presidente Nayib Bukele ha invertido el ciclo: la seguridad y el orden atrae al ciudadano, y el ciudadano, con su presencia masiva, ejerce una vigilancia natural que disuade cualquier conducta antisocial y reporta situaciones de posibles riesgos de todo tipo.

El Derecho a la noche: Un lujo y privilegio agotado en la Región

Es imperativo reflexionar sobre lo que este espacio representa en el contexto regional. En muchas capitales del continente, la noche se ha convertido en un territorio hostil. El ciudadano común se resguarda en su hogar, paga el sistema de cable, o en centros comerciales por miedo al asalto o al homicidio, es un punto de encuentro de familias completas debido a que las comunidades y colonias están sometidas al crimen organizado, delincuencia general y pandillas.

En El Salvador la PNC con el apoyo invaluable de la Fuerza Armada, la Academia de Policía ANSP con el aporte de sus estudiantes en prácticas y promociones de recién graduados que han sido asignados a las diferentes unidades policiales han recuperado el "Derecho a la Ciudad", un concepto sociológico que implica que el habitante no solo reside en una urbe, sino que la disfruta y la habita en todas sus franjas horarias, no solo en el día cuando pasa para transbordar el servicio público de pasajeros. La FGR ha hecho equipo y excelente coordinación con las fuerzas del orden y gana las batallas en los tribunales y con la PNC han reducido la impunidad. Quien se atreve a cometer ilícitos es detenido en las próximas horas por la PNC y presentado ante la justicia por la FGR con una sólida investigación y evidencias.

Que las familias salvadoreñas puedan caminar a medianoche entre luces decorativas, comida, diversión, música de orquestas sinfónicas y otros géneros, arte urbano, sin la zozobra de cruzar fronteras invisibles impuestas por pandillas, es una anomalía positiva en una región que sangra inseguridad. Lo que para nosotros fue el viernes una fiesta familiar, para un habitante de ciudades azotadas por el narcoterrorismo o el crimen organizado es un sueño inalcanzable.

En Francia para este fin de año varias villas y eventos navideños en ese país de primer mundo y élite de turismo han sido cancelados o están bajo fuertes restricciones de seguridad debido a una "altísima" alerta de inseguridad, destacando la suspensión del tradicional concierto de Año Nuevo en los Campos Elíseos y la incertidumbre sobre mercados populares como Le Barcarès, ya que las autoridades priorizan la protección ante posibles sabotajes o ataques a los asistentes. En Alemania el 20 de diciembre del 2024 se registró un atentado en el mercado navideño de Magdeburgo que dejo cinco muertos y caso 200 heridos. Ya no digamos en Centro y Sur América o los mismos Estados Unidos Mexicanos

Cohesión social y prevención del delito

La decoración, presentación, imagen, excelencia de diseño y materiales de la Villa Navideña es imponente y nos hace pensar que estamos en otro país.  La Villa Navideña representa un mecanismo de cohesión social. Cuando el espacio público es seguro, se rompen las barreras de clase; el centro se convierte en el punto de encuentro democrático donde todos convergen sin importar sus ingresos o clase social. Para la criminología moderna, esta interacción es la base de la eficacia colectiva: ciudadanos que confían en sus vecinos y en sus autoridades.

La inauguración del pasado viernes no fue solo un acto protocolario de la temporada. Fue la consolidación de un nuevo paradigma: el Gobierno del presidente Bukele y su gabinete de seguridad ha recuperado el monopolio de la fuerza y, con ello, ha devuelto la paz a la cotidianidad del salvadoreño, ahora si disfruta del espacio público y la noche.

*Por Ricardo Sosa, Doctor y máster en Criminología, @jricardososa