Los manejos de la política son factores variables que transmiten y transforman hechos, actos y circunstancias que se generan en el ejercicio del poder. Las incógnitas del poder no son asuntos menores, por lo cual es necesario contar con la experiencia en la trama de misterio, intriga que conlleva mucha reflexión por las decisiones difíciles de tomar, y son tal como son, apegadas a la praxis política porque las decisiones deben sustentarse en mecanismos de fondo que articulen el poder.

La política sirve para cambiar los asuntos del Estado que hay que cambiar, en función de los intereses nacionales y de las mayorías que esperan que el Gobierno Nacional dicte las medidas políticas para mejorar sus necesidades básicas, para lo cual deben implementarse planes estratégicos para la construcción de futuros escenarios, de tal manera que todo cambio en la sociedad lleva inherentes cambios en el poder político.

Los cambios prácticos traen cambios de relaciones, esquemas de pensamiento en que una nueva sociedad se mueve con nuevas ideas, que dejan atrás pensamientos de ideas viejas agotadas por la historia. Todo ello está condicionado por la afectación emocional que ven posibilidades estratégicas de una innovación social y disposición al cambio de la sociedad, en consecuencia las relaciones de poder se trastocan, desaparecen espacios de poder antiguos y lógicamente aparecen nuevos espacios que son ocupados por agentes distintos a los anteriores.

Para poder identificar los enigmas del poder, hay que despejar la incógnita haciendo uso de maniobras y estrategias para identificar los valores políticos y otros que hacen que la incógnita se despeje, de tal manera que el ambiente se va preparando para ejecutar jugadas en base a la experiencia acumulada, pero en la practica tales extremos no dan repuestas en el momento que se pretende tener respuesta y entonces, el sujeto político se ve obligado a realizar movimientos en base a la intuición, que no garantizan un resultado positivo, y que está alejada de la realidad.

Políticos de larga experiencia recomiendan que en el estudio del poder es aconsejable hacerlo desde el punto de vista de casos ocurridos en la historia política, y que fueron planteados en su oportunidad; dicho trabajo debe hacerse milímetro a milímetro de los datos obtenidos, apoyándose en estrategias, tácticas y maniobras, haciendo uso de un pensamiento político: 1. Lineal 2. Alternativo 3. De rotación 4. Oscilante 5. Circular. Todo ello para desarrollar líneas de pensamiento que generen diferentes escenarios.

El construir argumentación con sustento político para defender determinados puntos específicos en los que se mueve el poder, es un área del conocimiento especializada, porque se deben legitimar intereses que son muy variables y diversos y que justifican enfoques de equilibrio entre las distintas fuerzas políticas que se mueven al interior del Estado y que, además, tienen conexión con intereses externos.

Las incógnitas del poder nos obligan a realizar un estudio especializado de los mecanismos del poder, con el objetivo estratégico del control del mismo. Sin lugar a dudas el misterio y la intriga forman parte del funcionamiento y de la dinámica del poder, puesto que se trata de resolver varias incógnitas de las reglas no escritas, pero de obligatorio cumplimiento.

Conocer los mecanismos del poder y su manejo es indispensable para hacer que las cosas ocurran, incluso para que nada cambie y todo siga igual. El manejo de las crisis es una esfera especial de las incógnitas del poder, porque es necesario para profundizar y conocer el asumir riesgos que deben ser tratados con conocimiento político y así apoyar toma de decisiones, habilidad para fundar ideas, opiniones para lograr manejar intereses, control del momento donde ocurren las cosas importantes, en tal virtud los asuntos políticos se mueven en las estructuras del poder, y generan secretos de Estado, seguridad nacional y razón de Estado.

En ese bamboleo del poder, siempre se exigen nuevas reglas cuya característica esencial es que no son escritas, pero que sirven para conseguir objetivos estratégicos, en principio son lineales porque no encuentran obstáculos, después se vuelven circulares, cuando la acción política, necesita recurrir a vínculos políticos, los circulares se transforman en alternativos, y se tiene otro en la lista por si fracasa el anterior. De lo que se colige, “No hay que poner las manos al fuego por nadie”