No es que no existieran esas modalidades ni “desviaciones” en la historia de la humanidad, ya que en la misma Biblia se hace relación de la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra como castigo Divino al desenfreno sexual de la época, que terminó con la destrucción de dichas ciudades como solución única y última a las sociedades distraídas por el mal camino de la naturaleza humana, y llevada a extremos intolerables por la divinidad e inaceptables, tal cual ocurrió con el diluvio universal, que destruyó la vida y la restauró protegiendo las parejas en un arca que mantuvo las especies para un renacer posterior.
Actualmente, la humanidad se ha desarrollado nuevamente hasta llegar a un punto en que las prácticas sexuales distorsionadas han tomado preponderancia, y grupos se han organizado y exigen derechos a ser reconocidos públicamente como entidades dignas de respeto, pese a que las actividades que desarrollan son eminentemente privadas. Entre ellas, proponen se reconozca como legitima la unión de parejas del mismo sexo como matrimonios (lo cual es simplemente absurdo) y un sin número de actividades que riñen con la naturaleza y costumbres de la humanidad en general. Se ha confundido los términos esenciales, porque una cosa es el respeto a la persona humana y sus mas elementales derechos humanos, y otra es el respeto a los derechos colectivos que todos los demás tenemos a que se nos respete en los derechos públicos y privados.
Recientemente, pudimos observar un desfile de estos individuos desarrollado desde el redondel de la bandera hasta el monumento a El Salvador del Mundo, por todo el Paseo Escalón, y posteriormente, las autoridades de Cultura y Trabajo, reconociendo el movimiento izando sus banderas públicamente, y pintando calles con los colores del arco iris símbolo de tales movimientos.
En lo personal, sostenemos que el derecho a la libertad protege a toda persona a tener sus creencias y mantener sus conductas preferentes sobre estos temas, pero también deben considerar como decía Benito Juárez, que el respeto al derecho ajeno, es la paz.
Por otra parte, deseo referirme a las iglesias cristianas, y a las que tienen como base la Biblia, que en ese sagrado libro, se condena fuertemente las desviaciones sexuales que ahora se pretenden exaltar y casi imponer, y que- por lo menos hasta el momento que este artículo escribimos- no se han hecho sentir, ni han dicho esta boca es mía. ¿Será por respeto, por temor, o por que motivo? No lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que poderosos organismos internacionales están invadidos de personas que participan y secundan los principios sexuales distorsionados que tienen al mundo con amenazas de legalizar abortos, matrimonios entre sexos iguales y otras distorsiones que en otra época serían inconcebibles.
Me parece contrastante que muchos ministros religiosos están prestos a intervenir en asuntos políticos en que no deberían intervenir, y en estos casos donde deberían denunciar con gravedad y vehemencia, guardan un silencio de complicidad que nos asombra.
Es en estos momentos que cobran vigencia los dichos populares como “El que calla otorga”, y que la sabiduría popular aplica sin mayor análisis ni complicaciones.
Las obras que desarrollan las Iglesias en escuelas y hospitales no debe ser ignorada por el silencio cómplice en la denuncia de estos graves atentados.
