Han finalizado 60 días del régimen de excepción en El Salvador que dejan más de 35,000 capturas a nivel nacional de personas corredoras de programas, cabecillas, palabreros y que tienen nivel de autoridad y poder en las diferentes pandillas que operan en nuestro país.

Las diferentes incursiones de la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) dejan en este período decomisos e incautaciones de más de 700 armas de fuego, la mayoría son armas cortas de tipo pistola (359), le siguen los revólveres (147), escopetas (83) fusiles (72) y otro tipo de armas, munición, granadas. Además, son más de 8,000 aparatos móviles con sus respectivos chips y plan de datos, más de $1,230,000 dólares, y al menos 850 vehículos de diferentes marcas, modelos, años, pero recientes, algunos considerados de lujo, pero también de transporte público de pasajeros, todo un capital invertido para poder lavar el dinero producto de actividad criminales como sicariatos, extorsiones, actividades de narcomenudeo, robos, hurtos entre otras.

Las pandillas son sociedades criminales que están tratando cada día de incrementar sus ganancias, y explorar otras oportunidades para deshacerse del efectivo. En solo 60 días, revise usted estimado lector lo que la PNC y FAES logran incautar, y una vez más demostrar del imperio económico que son, atentando contra las familias, empresas, negocios, comerciantes, micros, emprendedores y toda aquella persona a la que pueda hurtar, robar, matar o destruir.

Las capturas son importantes y aún más lo que está logrando la Fiscalía General de la República (FGR) al mejorar en las últimas semanas que los casos pasen a instrucción formal con detención provisional con porcentajes superiores al 75 % del total de casos iniciados.

Existen pandilleros que dirigen y comandan operaciones en libertad que siguen huyendo y escondiéndose de la PNC y FAES, pero también es cierto que hay familiares, colaboradores y oportunistas que no quieren perder su estilo de vida, de hacer mucho dinero dañando a la población.

El exceso de dinero durante años les ha permitido comprar negocios de fachada y que están en plena operación para camuflarse y poder tener un método de lavar dinero; el crimen organizado siempre estará dispuesto a pagar incluso un porcentaje de impuestos para disimular sus operaciones de lavado de dinero; otros por medio del sistema bancario, cooperativas, y otras. La extrema informalidad y falta de registro, control y tributación ha sido lo más extraordinario que han disfrutados las pandillas. Durante la década anterior el sistema bancario no informó oportunamente de operaciones sospechosas de personas que se asociaron de manera criminal para saquear las arcas del Estado. Deben de colaborar con la FGR y con las familias salvadoreñas.

En esta oportunidad, la FGR y PNC deben seguir el rastro del dinero de las pandillas criminales, buscar los negocios adquiridos de manera ilícita y que están operando en cientos de colonias y comunidades en el país, así como prestamistas, y otros negocios que aparentan operaciones y flujo pero que al hacer una operación de seguimiento a sus actividades denotan que son fachadas, como por ejemplo y muestra, el exceso de moteles y auto hoteles en todo el país. Revisen el consumo de energía eléctrica, agua potable, desechos sólidos, contratos de cable, cuántos vehículos ingresan en una semana y al mes.

Se debe de profundizar el combate, golpe e impacto a las finanzas de las pandillas, y el crimen organizado, de lo contrario los que estén libres, los que queden libres, y los que saben del tremendo negocio criminal lo continuarán.