Les voy a contar una historia bien trágica, pero con final feliz. Yo era malísimo para las matemáticas, incluso pensé que las odiaba, cuando en verdad las amaba y les tenía mucho respeto y admiración.Solo fueron tres grados (7° a 9°) que le eché ganas, pero, antes y después, fui un desastre total.
Ahora que mis hijos necesitaron de mí para con álgebra...pobres, a mal palo se arrimaron. Los confundía más de lo que yo en verdad les ayudaba.

La cuestión es que mi hija, que inició ya su carrera este año de diseño gráfico, que no me lo van a creer: le zampan dos álgebras. Una (1) y dos (2). ¡Toño! Si no va a ser ingeniera ni arquitecta, ni programadora. ¡Poder! Pero ni modo, y allí tenía que estar otra vez el papá, otra vez, ¡otra vez!, metido a estudiar álgebra.

Antes de seguir quiero comentarles que hoy, sí, ahora, a mis 54 años, disfruté de lo lindo la lógica de las matemáticas y, aunque odio cada nueva regla que esa materia te va metiendo, al final, es pura magia, las magias de las matemáticas. Delicioso, en verdad, exquisito.

Pues bien, mi hija tiene capacidades brillantes que yo admiro y me gozo, pero las matemáticas no, no obstante, miren, les cuento, en verdad, qué bonito verla echándole ganas: “Papá, repasemos”, “Papá, estudiemos”, “Papá, sigamos”. “Hija, ¿querés que descansemos?”, “No, papá, sigamos”.

Oigan, eso me tocaba en el corazón de forma profunda. No es para echarme flores, porque no, no se trata de eso, porque para eso trae uno a estas criaturas al mundo, para estar allí, ese tiempo de calidad, ese apoyo que no van a encontrar en nadie más...y allí estaba yo, con mis incapacidades intelectuales matemáticas, pero ella era una belleza. ¿Se deprimía? ¡Claro que sí! Detesta no entender algo, porque ella sabe que es inteligente, pero los números no son lo suyo. Ella es artista, el lóbulo derecho de su cerebro está a l00%. El izquierdo no tanto. Pero bien, los cuadros de Van Gogh se venden a 56 millones de dólares.

Al fin, yo le dije que ese era su pex; que ella bien sabía que tenía que estudiar todos los días. ¿Cómo se come un elefante? Por pedacitos. Ella tiene que estudiar todos los días, cada día, lo que vieron ese día, ese día lo tiene que practicar, y consultar y volver a practicar, etc. Se vino el día del examen final. Ella nunca ha reprobado una materia en su vida de estudiante. Era un reto. Era una afrenta de la vida.

Pobrecita mi nena, es que le veía la carita de frustración y me mataba. ¿Pobrecita? Pobrecita, ¡nada!, ni versh, lo tiene todo, todo el amor, todo el apoyo y todas las facilidades...pero pobrecita mi nena. Nos levantamos a las 4:00 a.m. de este jueves a practicar, y ya estaba embotada, saturada, cansada. Se le notaba, aunque quería, pero ya estaba agotada. Ocho semanas seguidas de la tortuosa álgebra.

El examen fue el miércoles, y el jueves me llama. Yo escucho su voz achicopalada, triste y apagada. Me pegó un susto. Pensé que me la habían acosado o algo así, pero me dijo: “Papi, pasé álgebra”. Sentí que me quitaban el peñón de Gibraltar del lomo. ¡A descansar dos semanas antes de Álgebra 2!

Linda, humana, sensible como es mi nena, el día de ayer, viernes, me agarró de la mano y me dijo: “Gracias, papá, si no hubiera sido por vos, no paso”. ¡Versh! El esfuerzo fue de ella, todos los días, lo mío solo fue una hora diaria, pero ella estuvo allí insistiendo para comprender esas enviadas de Satanás que son las matemáticas. Ella quiso, ella se esforzó, ella lo logró. Cuando yo no estaba con ella, estaba luchando para entender. Todos los días.

Miren, los que saben de números no entienden el infierno que es para nosotros ese mundo. Lo respetamos, los admiramos, se los agradecemos, pero eso no es de Dios. Jajaja, Y soy ateo.

Ahora mi princesa va a dos semanas de vacaciones, y la miro, y la admiro, y la adoro más que nunca. Mi princesa guerrera, la consentida, la luchadora.

Por eso estoy a favor del aborto: si uno no va a traer a este mundo a una criatura con la intención de ser un buen papá, mejor no traerla. Todo ser humano necesita que su progenitor esté así, cada día, en toda hora, para él y, sobre todo, para ella, en este planeta feminicida.