Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. (Romanos 8:10-11) Indudablemente lo que es imposible para los hombres es posible para Dios, ya que ningún hombre puede justificarse ante el creador por sus obras ni por creerse bueno, ya que la salvación viene por el sacrificio del Señor Jesucristo y no por las obras de la ley.

De manera que las buenas obras producto de los frutos dignos del arrepentimiento son el resultado de la salvación que nos provee los méritos del Señor Jesucristo y no al revés, evidentemente para una buena parte de los seres humanos y particularmente para los agnósticos y humanistas se les hace difícil entender la misericordia y bondad de Dios el Padre, ya que condicionan la vida de las personas a su moral, es decir que tan bueno o malo es un individuo, eso dependerá de las obras que este realice en favor de la sociedad o los mas necesitados y vaya, eso no esta mal en tanto no se le provoque daño a nadie.



Pero el asunto no es de conveniencias, ya que las personas pueden ser tan buenas en tanto que están en el ojo público, pero cuanto el sol de oculta puede ser tan malos como su instinto o sus desviaciones se los permita. Y esta es la gran diferencia con la moral que ofrece el mundo mediante una sociedad que cambia sus valores conforme a la producción de riquezas versus el mensaje del Señor Jesucristo que es único y uno. Amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas y con toda tu mente y el segundo mandamiento es similar ama a tu prójimo como a ti mismo.

Esto significa que el bien hacia el prójimo no se hace porque así lo dice la sociedad o el Estado, sino porque es un mandato de Dios, que produce paz interior que sobrepasa todo entendimiento y porque existe la ley de la siembra y la cosecha que dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). De tal suerte que ningún ser humano esta exento de recibir el fruto de sus decisiones, el profeta Oseas 8:7 Lo dice así: “Porque sembraron viento, y torbellino segarán” el hacer el bien es mejor que andar por el camino del mal y la venganza.

De modo que la justicia de los hombres no se compara en nada con la justicia que viene de Dios, ya que los hombres juzgan parcialmente y de manera desproporcionada, pero la justificación que viene de Dios envuelve al ser humano con misericordia, el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 5:8-9. Lo dijo así: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. De modo que el perdón que Dios ha otorgado a la humanidad en estos tiempos no se debe de desaprovechar.

Como no desaprovechó ese perdón aquel ladrón en la cruz, ese hombre sin duda estaba pagando sus fechorías y por esa razón le habían impuesto la pena de muerte para ser torturado en la cruz, de tal modo que ante los ojos la justicia romana era culpable de ser un malhechor, sin embargo, cuando se refirió al Señor Jesucristo, se arrepintió de sus maldades, y le confeso como su salvador, y vio a Jesús como Dios encarnado. Por ello Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:43). Así como este hombre alcanzo el perdón de sus pecados, hoy el Señor Jesucristo quiere perdonar tus pecados, únicamente quiere que vengas a su camino.