Por ejemplo, en el marco de la Reforma Educativa “Mi Nueva Escuela”, se ha dotado de tecnología a todos los docentes y estudiantes del sistema público, y este año todos los centros educativos tendrán acceso a Internet. Un esfuerzo similar en América Latina se realizó años atrás en Uruguay, en tiempos de normalidad y sin pandemia, cuando se entregó computadoras a todos los estudiantes del sistema educativo uruguayo en un lustro y con el apoyo del Plan CEIBAL. En El Salvador, esta universalización del derecho al uso y aprovechamiento de las tecnologías fue acelerada y en condiciones de pandemia, solo gracias al compromiso y aumento en el presupuesto para educación nacional (el cual pasó de un pírrico 3.4% a un 5.1% del PIB).
La introducción de las tecnologías se acompañó con la formación de todos los docentes del país, tanto del sector público como privado, para que las nuevas herramientas pudieran ser realmente aprovechadas en el aula. Ahora, con el acompañamiento de grandes referentes mundiales de la tecnología, como Google, el país ensaya procesos innovadores de aprovechamiento de la inteligencia artificial para generar contenidos, para evaluar a los estudiantes y para superar la escuela tradicional que se caracterizaba por el uso de la tiza, el metro o la pizarra. Nunca, los salvadoreños habían disfrutado de espacios de paz y seguridad en las escuelas y, además, acceso gratuito y universal a las tecnologías.
He notado que tampoco en los espacios de opinión se está conversando sobre la reforma curricular que se ha construido en los últimos cinco años. De hecho, desde la década de los noventa del siglo pasado no se contaba con programas y libros de texto completamente renovados para todas las asignaturas y para todos los niveles educativos desde educación inicial hasta bachillerato. Solamente este año el MINEDUCYT imprimió y distribuyó aproximadamente 6 millones de libros de texto para todos los estudiantes del país.
De hecho, El Salvador se ha convertido en el referente centroamericano de la enseñanza de la matemática, e incluso ha sido reconocido por Gobiernos como el de Panamá o Colombia, los cuales han solicitado los libros de texto salvadoreños.
En las escuelas de El Salvador se enseña una nueva asignatura denominada Ciencia y Tecnología que no sólo traslada los conocimientos científicos fundamentales a los jóvenes, sino que busca forjar una actitud experimental y una conciencia clara con la protección del medio ambiente.
Por otra parte, aunque el proceso de renovación de todo el plantel educativo es más complejo de lo esperado, es importante mencionar que “Mi Nueva Escuela” cuenta con un nuevo modelo de infraestructura el cual ha dejado atrás las escuelas tristes, bicolores, con ventanales altos que generaban la sensación de encierro a nuestros niños, niñas y jóvenes. La nueva infraestructura educativa cuenta con todos los espacios requeridos para un desarrollo integral, espacios deportivos, nuevo mobiliario, libros de texto, espacios para la recreación y la alimentación, en su conjunto los nuevos espacios están llenos de color y esperanza para nuestros niños y niñas.
El fin de semana anterior estuve en la zona oriente de San Salvador y pude constatar muchos aspectos sobre la relevancia de “Mi Nueva Escuela” que les compartiré en próximas entregas que se van a sorprender pero que les van a ilustrar sobre realidades y trabajo de campo.
Tras una serie de cambios fundamentales en el país, es importante que valoremos los avances en educación, por lo que en futuras columnas seguiré proponiendo sobre esta temática y exponiendo los avances alcanzados. Recordemos que una educación de calidad es la que garantiza el desarrollo y la consolidación de los avances para nuestro pueblo, además es relevante en la criminología, ya que es posible prevenir la delincuencia, la violencia, así como transformar proyectos de vida de familias desde la primera infancia.
• Ricardo Sosa, Docente universitario certificado
Criminólogo