En Honduras se instaló una narcodictadura que llegó a enraizarse en el Estado. Si ustedes entienden lo que son las dictaduras y lo difícil que es salir de ellas, ¿se imaginan que la misma esté dirigida por narcos? Pero el pueblo hondureño se deshizo de ella...sin una sola bala. A puros votos. Se dieron cuenta que no bastaba con rezar.

Tengo diez años de estar dando orientación legal en varios canales de Tegucigalpa, estaciones de televisión que me han abierto los brazos para hacer lo que más me gusta: ayudar a la gente para resolver sus problemas legales. Por esas cosas del azar, la mayoría de consultas realizadas por los televidentes, la mayoría féminas, me llevaron a especializarme en materia de familia, violencia doméstica y delitos contra la mujer.

Asusta que las mismas mujeres tiendan a ser tan poco solidarias con las congéneres haciendo comentarios como “es su culpa”, “¿por qué no lo deja?”, “está con él porque quiere”, etc. Son tan complejas las situaciones y tan variadas que todo comentario de esa índole es temerario, atrevido, la mayoría de veces injusto y, sin duda, infundado.

No sé por qué las mismas mujeres se atacan, pero así es esto. Igual, en los demás países criticamos a los nicaragüenses como si no supiéramos lo difícil que es salir de las garras de un loco dictador, pero, hermanos, ¡sí hay salida! Uno de los consejos que le doy a las jóvenes en esos programas es que la violencia intrafamiliar se combate en el noviazgo, allí es cuando se conoce al abusador en la mayoría de casos, y es cuando se le deben poner las cosas en claro a la primera, y si reincide, decirle adiós para siempre. Un abusador tiene problemas psicológicos profundos y nada lo va a cambiar, incluso, en la mayoría de casos, ni una terapia intensa. Ese ser está tan dañado por dentro que tendría que volver a nacer para cambiar.

Daniel Ortega y la Rosario Murillo están enfermos de poder y son incurables. No queda más que echarlos.
¿Mi conclusión? Con gusto se las doy, pero prepárense porque esto va a doler, pero alguien lo tenía que decir: para que un abusador tenga éxito tiene que haber una tonta que, en un buen principio, dejó que eso continuara.

Nicaragüenses, por allí va mi discurso. No son tontos, pero han tenido el arma del voto para poder sacar a esa dupla infernal...y se han quedado en la casa.

Es imposible de creer que después de dos tiranías tan marcadas y malvadas, como las que sufrieron, ahora vuelvan a lo mismo y ya no puedan salir. ¿Qué pasó?

Mi artículo de hace una semana giraba alrededor de la hipótesis que el centroamericano, en verdad, adora las dictaduras, y no solo las soporta, sino que sigue votando por ellas. Pero eso no es así, somos países que amamos la democracia, la libertad, por ende, es hora de actuar.

La narcodictadura del Partido Nacional en Honduras recibió la increíble cantidad de 1,300,000 votos en noviembre del año pasado, pero solo la unión de todo el pueblo hondureño, incluso muchos nacionalistas, hicieron posible rebasar esa enorme cantidad sacando 1,700,000 de sufragios válidos con los cuales le fue imposible hacer fraude a los oficialistas.

La gente dejó de poner candelas, de salir con antorchas los viernes, de encomendarse al Todopoderoso, de postear insultos en las redes sociales y, al fin, se organizó y salió a votar, y eso es lo que los puede sacar a ustedes de ese agujero.

Es inmensa la cantidad de nicaragüenses habilitados para ejercer el sufragio que pueden revertir su detestable situación, sobre todo en un país que no exige el 51 % de votos para ganar las elecciones. Pueden hacer historia. Alguien que gana las elecciones con un 28% de los votos válidos, alguien que gana en un país en el cual hay un 80% de abstención, no debe seguir gobernando. Sí se puede nicaragüenses, sí se puede, basta dejar de rezar, hay que organizarse desde ya y salir a votar.