En el presente escrito no me refiero a la novela de Torcuato Luca de Tena Los renglones torcidos de Dios —”¡Ah! Qué terrible es el sino de los pobres locos, esos ‘renglones torcidos’, esos yerros, esas faltas de ortografía del Creador”, tampoco a la película protagonizada por la actriz mexicana Lucía Méndez, en la película se verifica cómo viven los enfermos mentales en un hospital psiquiátrico. Realizo un análisis sobre el tipo de humanidad que tenemos. Mientras algunos países comulgan con ciudadanos buenos, en otros países o regiones, el ser humano vive como un ser sin timón. Se puede interpretar textualmente un renglón torcido de muchas maneras. No se nos olvide qué pasó en Sodoma y Gomorra.

¿Está la sociedad convirtiéndose en un renglón torcido? El papa Francisco exhortó algo que amerita análisis teleológico, le dijo a un homosexual, Juan Carlos Cruz, “Dios te hizo así”. En los aspectos dogmáticos, se ha leído en la biblia que Dios no aceptaría a los homosexuales. Sin embargo, cuando Jesús le brindó la oportunidad de cambiar a María Magdalena, no le estimuló que siguiera haciendo lo mismo o que ella actuase de esa manera porque Dios así lo quiso. Hace poco el Papa también exhorto que son bienvenidos los homosexuales a la iglesia católica. A esto se le llama tolerancia.

Cada ser humano puede hacer de su vida lo que desea; empero, debe seguir reglas, leyes. A Moisés le tocó que diseminar las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos, el rey Hammurabi dejó un Código (Ley del talión) y otros pensantes también mencionaron en que, si al ser humano se le deja al libre albedrío no serán personas de bien. En la misma familia, se edifican personas de bien y, ningún padre desea tener un renglón torcido, un hijo que obre mal.

Muchos mandatarios han puesto reglas duras contra los herejes, prostitutas, homosexuales, etc. Según ellos, eran, son y serán los renglones torcidos de Dios. No han cumplido las enseñanzas o valores. Aunque, en el sentido general de la palabra “torcidos”, en ocasiones, son los mismos mandatarios, presidentes o políticos; ejemplo, Adolfo Hitler, él, igual que otros personajes, dejaron en la historia muerte y dolor. Cada quien tiene su lista guardada en su diario.

En ocasiones, hay personas con vestimentas de lujo, a las que se les respeta por su dinero, por sus estudios o por sus puestos —no son dignos de ser hijos de Dios— son lobos disfrazados. Con su dinero apoyan a clínicas abortivas, a oenegés vinculadas con matrimonios entre el mismo sexo, apoyan a narcotraficantes, etc. Los renglones torcidos están por doquier.

“Ni los impuros, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales, ni los ladrones, avaros, borrachos, ni los maldicientes, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios”. Corintios 6:9. Pero, ¿quiénes son los injustos o impuros? A veces acusamos y no indagamos las causas del porqué alguien le falló a la sociedad. Cuando un homosexual se acerca a la Iglesia y desea platicar con un sacerdote o pastor, es porque desea cambiar de actitud, de vida. Nadie está libre de pecado. Y, sea alguien o no religioso, sabe bien discernir entre la línea del bien y del mal. En otro contexto, todos somos iguales ante la ley.

El ser humano desea ser escuchado, quizá sea un renglón torcido, pero si desea cambiar, tiene derecho a una nueva oportunidad. En algunos hogares, el padre de familia es infiel, alcohólico, de esos que se quedan tirados en la calle. Los mismos padres violan a sus hijos, madres que tiran al basurero a sus hijos recién sacados de su vientre ¿Acaso, son este tipo de personas dignas de estar en un renglón recto y sin tachaduras?

Los renglones torcidos son abundantes, es de cada ser humano no caer en ellos. Un desenfreno lo puede transformar en una persona no grata en la sociedad. No solo en los centros penales están los peores renglones torcidos. Son hijos de Dios y, se espera, se arrepientan y sean aceptados, no importa el error cometido. Para muchos serán simplemente yerros torcidos.

No hay perfección y nadie anhela ser renglón torcido ante Dios. Dios, lo hizo todo perfecto y es el ser humano el que ha ido cambiando las reglas. Nadie desea convivir en un mundo con renglones torcidos, deseamos personas de bien.