El ejercicio del poder no transita caminos rectos, los lineamientos del poder no son verticales, sino que son convexos por su propia naturaleza, contienen atajos, entresijos y bemoles. El poder en sí mismo es ambivalente, biforme y cambiante. Al acumular demasiado poder se vuelve rígido e inflexible y quiere todo y exige todo. En consecuencia, cuando la política desaparece solo queda el poder, y cuando este pierde el control sobre la información deja de ser poder. Es la política la que determina las reglas fundamentales de la sociedad, tomando en cuenta que la política siempre es contradicción radical, que surge por los intereses que se mueven dentro de las estructuras del Estado.

Cuando las situaciones son difíciles y no encuentran solución, para dar el siguiente paso para la transformación del conflicto, la situación se vuelve complicada y el clima político, al carecer de una conducción acertada se vuelve en una oleada de crisis. El poder instituye los secretos mediante simulaciones de información sobre asuntos trascendentales del Estado, por lo tanto, se puede afirmar: que el secreto es una clave del poder.

En el secreto no solo se trata de esconder información, sino de mostrar que alguna acción política tiene la relevancia de considerarse un asunto importante en el ejercicio del poder, y que ha sido sustraído del sujeto político que lo posee, en razón del alto nivel jerárquico al interior del Estado; pero en razón del mismo doblez del secreto, surge la hipótesis de traicionar a quién lo posee, y éste sujeto político deberá reforzar su atención para no ser traicionado, y se cuidará en todo momento de mantener el control del contenido del secreto.

La actitud humana es siempre de guardar secretos personales, pero cuando se trata de asuntos del Estado, por razón del cargo involucra a otros sujetos políticos, pero que no deben conocer el secreto; los incluye en su interior y los acobija junto al mismo, dicho lo anterior, el sujeto debe evitar el doblez del secreto mediante la delación, así como debe conocer a la perfección su secreto para callarlo, el mejor mecanismo es quien en su fuero interno maneja su secreto a fin de no hacerlo en su fuero externo; será la fuerza de su voluntad la que mantenga separados la esfera interna de la externa, de lo contrario las emociones lo delatarán.

En el doblez del secreto existe una doble tensión, por un lado la tensión imaginaria interna que se identifica como miedo de delatarse, como quien guarda un secreto que contiene un asunto de Estado; por otro lado es la intriga que cautiva a quien intenta descubrir el secreto, en este punto hay que reflexionar sobre la energía del secreto, es cuando se coloca el sujeto más cerca de la verdad; y si se aleja pierde la importancia puesto que desaparece la intriga, y así surge un enfrentamiento en cómo se formó el secreto, en consecuencia, nadie es inmune a la transformación del poder, aunque el secreto al principio del ejercicio del poder se consolida y crece, pero que a medida que los círculos del poder van rotando, el mismo poder se controla a si mismo, y toda esta trama camina al filo del abismo, porque los secretos que instaura el poder emulan enigmas que giran a su alrededor, que en ocasiones son difíciles de interpretar asemejándose a una cebolla, la cual contiene capas que se van separando y nunca se sabe de dónde emanan los secretos, y se vuelven como cascaras vacías que se reducen en las relaciones de poder, que se instituyen como secretos y así vamos saltando de secreto en secreto y nunca encontramos las verdaderas respuestas.

Clave del poder es, que cada secreto develado no es a consecuencia del conocimiento, sino por un nuevo secreto. El poder corre detrás de los secretos, que fundamentado en su asimetría, les aplica a los sujetos políticos la lógica del secreto y caen inermes a su lógica y en este momento se instruye el proceso político y legal irreversible que conduce en ocasiones a un desenlace fatal. Los secretos del poder esconden la destrucción del político.