El título de este artículo está basado en el libro de la estudiante de la Universidad Francisco Gavidia, Karla E. Ortiz, ella es una de las participantes del concurso literario Cada cabeza, un libro. ¡Me fui! Es una dura historia que narra la historia de sus padres que emigraron a Estados Unidos.

En muchos países emigran, recuerdo ver a los “balseros de Cuba”, quienes que, a pesar del peligro del mar, se fueron a Estados Unidos por una vida mejor. Las hambrunas, la falta de oportunidades hace que el ser humano piense en dejar su país, a su familia.

Karla Ortiz comenta “Decidí escribir este libro porque para mí son unos héroes, al escuchar sus historias me doy cuenta lo fuerte y valiente que fueron al no darse nunca por vencidos. Para mí significa mucho, me demuestran que las cosas cuando se quieren se pueden lograr, solo es de proponérselo y confiar en Dios. Dado a las pocas oportunidades de desarrollo y empleo que se vive en el país, él (mi padre) decide migrar hacia Estados Unidos para ofrecer un mejor futuro a su familia, especialmente a sus tres hijas. Sacrificando momentos importantes de felicidad, como: cumpleaños, logros, entre otras cosas. Su más grande sueño siempre ha sido que sus hijas puedan graduarse de la Universidad, debido a que él no tuvo la oportunidad de estudiar cuando era pequeño. A como pudo hizo hasta noveno grado estudiando por la noche, después del trabajo. Su infancia fue muy dura, desde pequeño le tocó trabajar, ayudar a su familia, rebuscarse por un pan y por un par de zapatos.

Él sabía que estando es un país como El Salvador y sus pocos estudios, le iba a hacer muy difícil lograrlo y más si en todo el proceso se presentan diferentes dificultades como, enfermedades, gastos imprevistos, alimentación, transporte, vestuario y más. A los seis meses de haber llegado a Estados Unidos mandó a traer a mi mamá, para que ambos trabajaran juntos y se hicieran compañía. Los dos tomaron el riesgo de emprender rumbo hacia un camino tan peligroso para dar lo mejor a su familia, pasando por recorridos inseguros, exponiendo sus vidas en un alto nivel, y un futuro incierto. Podemos decir que, hasta el día de hoy, todo lo que se han propuesto desde ese día que salieron, lo han logrado con ayuda de Dios. Sin duda alguna, son un ejemplo de admiración, superación y perseverancia, como dicen por ahí: El que no arriesga no gana”.

Muchos salvadoreños piensan en irse, en emigrar. Razones son muchas. La inseguridad ha sido una de las primeras causas. Muchas cosas materiales se pueden tener, sin embargo, las caricias, los brazos, unas buenas noches, la convivencia familiar, etc., no se puede tener presencialmente. Es la dura realidad de muchos salvadoreños y de todo ser humano que emigra y deja a sus seres amados. Muchos se fueron y murieron en el intento de cruzar ríos, desiertos y esa muralla que divide a México y Estados Unidos. La migración irregular arrecia, son pocos los que llegan a Estados Unidos con los documentos legales.

Ya no ha habido migraciones masivas de caminantes centroamericanos que buscan un mejor porvenir. Sé que cada hogar tiene sus problemas. Sé que en este momento amigo lector, quizá usted ha pensado en migrar. La ruta para una mejor vida ha hecho que millones de personas mueran.

Muchos africanos anhelan migrar a Europa, actualmente la crisis de la guerra entre Ucrania y Rusia ha hecho que millones de ucranianos busquen salvarse del conflicto bélico. En este caso, eran personas que estaban bien económicamente y la guerra los hizo protegerse y salvar sus vidas.

El libro de la egresada, quien casi cumple su sueño de culminar su carrera universitaria, es impactante. Deja muchas reflexiones. Refleja la historia de millones de migrantes. El reencontrarse con la familia es lo que muchos anhelan, pero antes deben de trabajar duro para lograrlo. Muchas cruces quedan en el camino. Dios bendiga a los que logran cumplir sus sueños y sacan a delante a sus familiares.