Cuando alguien vocifera o levanta la voz es más fácil que persuada, cuando un ser humano se sube al estrado y grita despavoridamente, es más fácil llamar la atención. El ultraliberal Javier Milei parece que es la solución de los problemas para los argentinos, así como lo intentaron: Bolsonaro, Rafael Correa, Evo Morales y Trump. Los argentinos están desencantados con los últimos gobiernos. Milei parece ser un salvador a todos los problemas.

La retórica es una forma de llevar el mensaje a un grupo de personas. Desde la época griega tenemos a Demóstenes, Lisias o Isócrates, luego, Platón, Aristóteles y otros pensantes ocupan el don de la palabra para instruir a sus discípulos.

En la actualidad, surgen los políticos, que, sin haber estudiado una pisca de política y tener el don de hablar bonito o engatusar al público se incorporan al mundo de la política. Milei tiene propuestas encantadoras al estilo del flautista de Hamelin; sin embargo, lo que propone con respecto a los impuestos, para los especialistas en la temática, no es aplicable. Milei dice que eliminará la corrupción.

Milei, un personaje que ha surgido, se ha vuelto famoso gracias a las redes sociales. Despotrica contra el gobierno actual de Argentina y se mofa de los otros países que no están bien. Ningún país de Latinoamérica está en condiciones estables. De eso se aprovechan los populistas.

El candidato presidencial Milei debe saber que Argentina tiene una inflación mayor del 100%, con índices de pobreza del 40% y tantos problemas. Para poder convencer y quedar con mejores resultados; ya que, ganó las primarias en Argentina, ha mandado a indagar a El Salvador, al economista que introdujo la dolarización en el gobierno de Francisco Flores.

Cuando un político manifiesta públicamente que eliminará ministerios, pareciera que una idea descabellada; sin embargo, hasta ver y creer. Cada ministro debe tener la sapiencia, la sabiduría de realizar su trabajo. El hecho que tenga una experiencia en economía no quiere decir que sea un estadista. Nada más el que está en el gobierno o subido en el caballo sabe lo que es jinetear un gobierno. Argentina fue en un momento un país ejemplo en muchos aspectos, economía, educación, desarrollo. Actualmente, está sumida en una debacle económica. Milei pretende con su discurso convencer, cuando habla logra persuadir, no deja que le refuten, es el típico aprendiz a jugar a ser populista. Su discurso ha calado hasta a la ciencia argentina, pretende hasta eliminar el Ministerio de Ciencia. ¿Cómo hará Milei al eliminar también el ministerio de educación?

Parafraseando a Van Dijk (1999) argumenta que el objetivo del análisis crítico del discurso es analizar el abuso del poder social, las desigualdades y el dominio a través del contexto social y político. El discurso es una forma de acción social y, por lo tanto, está vinculado a la sociedad y a las cuestiones que giran en torno a la misma. Esos problemas son los que está abordando Milei. Tiene a un grupo estratégico de expertos que le colaboran en buscar el problema para sacarlo a colación.

Adolfo Hitler, Mussolini, Franco, son dictadores o presidentes que lograron atraer a sus votantes gracias al discurso. Hugo Chávez, sin estudios superiores y sin dotes de estadista, logró convencer a sus votantes. Los resultados ya los conocemos. Volviendo al caso Milei, su cabellera despeinada, su forma de vestir, sentarse, hablar, es un caso de estudio de lenguaje no verbal. Sabe dominar a sus competidores, sabe manipular a los periodistas y presentadores de televisión que le entrevistan, sabe dormir a las masas, sabe manejarse en los medios de comunicación, etc. Su retórica es apabullante.

¿Tiene la solución de los problemas de un país un candidato populista? El populista logra manejar e incorporar las estrategias o análisis de manipulación de masas al estilo de Joseph Goebbels​​. Se la pasa como entrenador de fútbol analizando a los contrincantes, se prepara para ir a hablar de algo que no está en el tapete, en otras palabras, lleva un guion diferente.

Un político serio habla sin levantar la voz, no despotrica al adversario; analiza sobre la coyuntura de un país, estudia y piensa antes de decir una palabra; un populista y hablantín dice miles de cosas en un corto tiempo. Con eso duerme a las masas. Ya estando en el poder, el pueblo espera que le resuelvan sus problemas. Luego vienen las cortinas de humo. Milei parece que tiene una bola mágica para salvar a Argentina.