Hoy es un día muy especial. Es el Día Internacional de la Mujer, a efecto de conmemorar la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio efectivo de sus derechos. Desde 1975 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer.

Y es que un 8 de marzo de 1908, en la fábrica Cotton de Nueva York, Estados Unidos, murieron 129 mujeres dignas y valientes en un incendio. Las mujeres permanecían dentro de la fábrica en huelga luchando por un salario justo, la reducción de la jornada laboral a diez horas diarias y mejores condiciones laborales. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas de la fábrica para que las mujeres desistieran y abandonaran el lugar, pero éstas resistieron Un incendio se desató y el resultado fue la muerte de las 129 mujeres.

Las mujeres son tan capaces como cualquier hombre o dicho de otra forma sin variar el resultado los hombres son tan capaces como las mujeres, desde luego con su plena diferenciación biológica. Realmente su aporte al desarrollo de la humanidad ha sido y es trascendental. Las mujeres han puesto sacrificio, empeño, resiliencia, sabiduría y fortaleza para salir adelante y demostrar que bajo ninguna circunstancia son inferiores por su condición de sexo.

En la historia de la humanidad ha habido mujeres que han trascendido más allá del anecdotario y con mucha dignidad han dado aportes que han contribuido a beneficiar a la humanidad. En la antigua Grecia, Lisístrata, en la obra homónima de Aristófanes fue una mujer que comenzó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; y en la Revolución Francesa las mujeres parisienses exigían libertad, igualdad y fraternidad cuando marcharon a Versalles para exigir el sufragio femenino. Años después en muchos países del mundo ha tendido una o más mujerescomo presidentas. En otras naciones han llegado a ocupar importantísimos cargos públicos de elección popular.

El aporte a las ciencias ha sido más que notable. En la historia de la humanidad ha habido grandiosas mujeres científicas, como la física Marie Curie, la astrónoma Caroline Lucrecia Hershel, la matemática y escritora Augusta Ada Lovelace, la bioquímica Francoise Barré-Sinoussi, la científica espacial Katherine Johnson, la biólogca Zinaida Iermelieva y muchísimas más. También es extraordinario su aporte en las artes, en los deportes, en la cultura, en la economía, en la filosofía, en cualquier rama.

En El Salvador, en nuestra breve historia, hemos tenido y seguramente tenemos valiosísimas mujeres que han contribuido grandemente a la nación. Prudencia Ayala, una imitable mujer que en tiempos de machismo se atrevió a desafiar las leyes y a la idiosincrasia de la sociedad salvadoreña en las primeras décadas del siglo pasado; María Isabel Rodríguez, destacada doctora con un valiosísimo aporte académico y científico; Claudia Lars, una poetisa de ensueño que con su lirismo alimento el alma de muchos y muchísimas más.

En la política salvadoreña las mujeres han incursionado de manera activa dando aportes que algún día la historia deberá reconocerles. Pero también están nuestras mujeres que se fajan en el campo, que no se rinden ante el trabajo y que destacan como madres, profesionales, obreras, luchadoras sociales. Bastiones de las familias, muchas de ellas madres solteras que con ahínco se entregan a sus menesteres para llevar provecho a sus familias.

En la actualidad, gracias a su invaluable lucha, han logrado legislaciones que las protegen y las impulsan a procurar una vida igualitaria. Por nuestra formación cultural vivimos en una sociedad machista donde algunos todavía ven a las mujeres como seres inferiores. A Dios gracias hay leyes que protegen a las mujeres en el campo penal, laboral, familiar, civil y otras esferas de la coexistencia social. Las mujeres tienen herramientas legales para defenderse y aunque no es suficiente, mucho se ha avanzado.

En El Salvador todavía tenemos muchas deudas pendientes con las mujeres. Aún hace falta cambiar los paradigmas culturales. Una mujer no debe tener un salario inferior al del hombre si tiene las mismas responsabilidades laborales. Ellas tienen derecho a competir con sus capacidades por una plaza o un cargo con cualquiera. Sus logros y triunfos valen lo mismo que los logros y triunfos de un hombre. Afortunadamente poco a poco estamos avanzando en materia de igualdad, pero por desgracia sigue la violencia contra ellas por su condición de mujer.

Las mujeres como los hombres somos iguales en cuanto a capacidades en todas las ramas de desarrollo humano. Ni ellas son más ni nosotros somos menos o dicho de otra forma ni ellas son menos ni nosotros somos más. Felicidades a todas las mujeres del mundo... adelante mujeres de mi patria. Son valiosas.