Dios asignó al hombre el extraordinario papel de ser padre, no es una tarea fácil, es compleja y sacrificada, dado que para un hijo o hija a lo mejor nunca será suficiente lo que un padre en sus limitados recursos y tiempo pueda darles. Está claro que hay historias de padres irresponsables y abusadores, pero en este articulo no me refiero a ellos, sino aquellos padres que se entregan por completo por sacar a sus hijos adelante, el que no se queja del dolor, el que se limita por sus hijos, el que no pasa consulta por ir al trabajo con el objetivo que no falte nada en el hogar, aquel padre que sufre en silencio.

El sábado 24 de junio del año en curso, se realizó la llamada marcha del movimiento LGTBIQ, donde hubo una exhibían grotesca de inmoralidad, en la que hombres vestidos de mujeres y viceversa, semi desnudos, pero lo triste de esto es que se pudo constatar que iban niños y adolescentes en la marcha. Ahora bien, si una persona adulta le quiere dar riendas sueltas a sus bajos instintos, es asunto de él y de su conciencia, siempre y cuando sus acciones no sean contrarias a la ley, que tengan que ver con el acoso sexual, las agresiones sexuales en menores y en el peor de los casos violación o estupro.

Evidentemente el llevar menores a la marcha contrarían lo establecido en el Art. 35 Cn. Que dice “El Estado protegerá la salud física, mental y moral de los menores, y garantizará el derecho de éstos a la educación y a la asistencia” Los padres de familia que llevaron a esos memores de edad a la marcha del orgullo gay, no solo son irresponsables, sino que están en franca violación a la ley, sin embargo, ninguna institución del Estado vinculada a la protección de los menores apareció en la marcha, para hacer cumplir lo establecido en la Constitución y en el resto de leyes, para proteger la salud mental de los menores.

De la misma manera el Art. 12. De la Ley Crecer Juntos. Dice así: “Se entiende por interés superior de la niña, niño y adolescente que en toda situación se favorezca su desarrollo físico, espiritual, psicológico, moral y social para lograr el pleno y armonioso desenvolvimiento de su personalidad” No obstante, al exponer a memores de edad aun espectáculo que apela a la sodomía y a las aberraciones sexuales que practican estos grupos, se estaría afectando la salud mental de cualquier menor usados en estas marchas y sin duda les ocasionara grabes perturbaciones a su psiquis.

Lamentablemente ahora expresarse en contra de estas inmoralidades es ser tildado de homofóbico, retrogrado y discriminador, es decir que el colectivo LGTBIQ, exige respeto a sus prácticas aberrantes, pero no están dispuestos a respetar el estilo de vida del resto de las personas que no piensan igual a ellos, independientemente de la creencia religioso que tenga una persona, pero si contraria las desviaciones sexuales de la ideología de género, no habrá duda que cargaran todo el arsenal contra esa persona o religión y usaran la bandera de la discriminación, cuando en realidad no hay nadie más discriminador que ellos. Por ejemplo, los del movimiento LGTBIQ usan los símbolos del cristianismo para burlarse y blasfemar contra el Señor Jesucristo, tal como lo han hecho en Sao Pablo, Brasil o en los Estados Unidos, pero ante estos ataques al cristianismo lo menos que podemos hacer es quedarnos callados. Lamento que algunos ciudadanos teniendo bien segmentados sus principios guarden silencio ante tanta inmoralidad que induce, seduce y enseña a nuestros hijos estas perversidades. Si ahora callemos, mañana lamentaremos por haber permitido que estas perversidades lleguen a la mente y corazón de nuestros hijos.

No se vale callar, ya que el fin de este movimiento LGTBIQ, no es pelear por más derechos, como ellos lo dicen, dado que la Constitución y el resto de leyes, no restringe derechos para ningún grupo social, dado que todos son iguales ante la ley, independientemente del sexo, la raza o la religión. De manera que la ley reconoce derechos de personas y no de orientaciones sexuales, pero lo que piden los de la ideología de género es tener derechos superiores que el resto de ciudadanos, por lo tanto, su lucha es para que haya más libertinaje, sexo y drogas y que se les apruebe la pedofilia y los matrimonios igualitarios. Así que nadie debe de disculparse por decir la verdad, el Señor Jesucristo, increpo públicamente a los fariseos y saco a los mercaderes del templo, porque habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones (Mateo 21:13). Lo mismo hizo Juan el Bautista, cuando le dijo a Herodes Antipas que no le era licito vivir con la mujer de su hermano, de igual modo el Apóstol Pablo, cuando predico en Éfeso, les dijo a los pobladores que se convirtieran al Dios vivo que envió a su hijo Jesucristo y que dejaran de adorar imágenes hechas por manos de hombres (Hechos 19:23-32). Así que no calles y defiende a tus hijos de estas aberraciones.