Estamos cerca de iniciar un nuevo año y tradicionalmente se viven estas fechas con muchas aspiraciones y deseos de un futuro mejor. En un contexto como el salvadoreño hay muchas cosas que deberían y podrían ser mejor para poder construir un país próspero, pacífico, democrático y desarrollado, en esta oportunidad quisiera compartir algunos de mis deseos para que en el 2024 podamos avanzar en la construcción colectiva de un país en el que quepamos todas las personas:

• Políticas públicas en lugar de propaganda gubernamental. Ojalá que el próximo año los funcionarios y funcionarias se preocupen por implementar medidas de política pública que respondan a las necesidades de la población como el incremento del costo de la vida, de la pobreza y de la inseguridad alimentaria, con el mismo ímpetu con el que se preocupan por tomarse fotos, alabar al presidente o publicar en redes sociales.

• Elecciones íntegras y transparentes. El 2024 es un año electoral, aunque pareciera que llevamos años viviendo en campaña. Ojalá no tuviéramos una clase política sedienta de poder, que se aferra al poder bajo la bandera de la popularidad y la demagogia, aún a costa de violar la propia Constitución de la República. Ojalá los partidos políticos, ante la falta de propuestas, no abusen de los recursos públicos para posicionar a sus candidatos.

• Puede parecer demasiado utópico, pero ojalá que en 2024 como sociedad salvadoreña podamos revalorizar la paz, la democracia, el estado de derecho y la independencia de los poderes de estado, condiciones indispensables para poder gozar de nuestros derechos. Ojalá que el próximo año podamos reivindicar el diálogo y el respeto al disenso y condenar el cierre del espacio cívico, la persecución de voces críticas del actuar gubernamental y periodistas independientes.

• Cero tolerancia a la corrupción. Cualquier acto de corrupción es condenable porque implica la pérdida de recursos, pero sobre todo la pérdida de oportunidades para garantizar los derechos humanos de la ciudadanía. Ojalá el próximo año los funcionarios no solo condenen la corrupción pasada, tampoco que tomen como ataque político la exigencia de rendición de cuentas y transparencia y, en cambio, ejerzan el poder público con integridad y probidad.

• Protección del medioambiente. Ojalá que en 2024 el medio ambiente no sea la moneda de cambio para intentar promover el crecimiento económico y se tomen medidas significativas para protegerlo y conservarlo, con un compromiso serio hacia la sostenibilidad, la conservación de los recursos naturales y la acción contra el cambio climático.

• Derechos humanos universales. Ojalá que el próximo año reconozcamos que todas las personas somos titulares de derechos inherentes a nuestra dignidad humana y que podamos ser testigos de avances significativos en la equidad y justicia social, para que todas las personas tengamos acceso a los mismos derechos y oportunidades.

• Transformación de política fiscal. Actualmente los retos de insuficiencia e insostenibilidad impiden que la política fiscal sea una herramienta efectiva para la garantía de derechos. Ojalá que en 2024 finalmente el gobierno sea capaz de definir una hoja de ruta para avanzar en la sostenibilidad fiscal, que su búsqueda de fuentes de financiamiento no requiera especular con dinero público en la compra de cripto-activos volátiles o en la negociación de acuerdos con organismos financieros basados en la trampa de la austeridad, que la inversión social no sea la variable de ajuste para resolver los problemas de liquidez y que, finalmente, se tomen medidas para recaudar impuestos con sentido de progresividad y justicia fiscal.

Es bueno tener la esperanza y el anhelo de tener un país mejor, ojalá bastara con enlistar nuestros buenos deseos para lograrlo, pero sabemos que eso no es suficiente y tenemos que actuar para conseguirlos, por eso es necesario participar activamente como ciudadanas y ciudadanos y exigir a quienes ejerzan el poder público que sus actuaciones sean congruentes con los deseos de tener un país en el que todas las personas podamos gozar nuestros derechos. Ojalá nuestros deseos se conviertan en realidades.