Eos tertulianos se reúnen alrededor de una mesa donde surgen conversaciones que abordan temas de contenido políticos, económicos, finanzas públicas y sociales. Uno de los temas favoritos es el gran dominio de los asuntos que se relacionan con el poder político. No todos los participantes cuentan con el dominio del tema del poder que comprende la dinámica del mismo, poco a poco que se va desarrollando la conversación surgen opiniones de algunos intervinientes que creen saber el poder por el hecho que han tenido conocimiento de algunas situaciones de los asuntos que giran alrededor del poder.

Al entrar al fondo de la plática, los interlocutores cuando se refieren a circunstancias políticas no manejan con exactitud la historia política nacional puesto que no hacen mención de fechas, de actores políticos que en su momento tuvieron una participación activa y determinante en los sucesos políticos, su desenlace y consecuencia, el cargo público desempeñado en su oportunidad. En los comentarios florece quien tiene mayor conocimiento del tema, este tipo de pláticas marcan la diferencia porque el razonamiento, la percepción de la realidad que se vincula la exageración de los hechos y de las situaciones como se va desarrollando, así mismo el estilo y la forma de gobernar, algunos cometen el abuso de calificar el gobierno de una manera inapropiada por no ser certero en su análisis e interpretación de la realidad nacional, y este participante por carecer de formación política, cae en el abuso de hablar lo que no sabe, puesto que solo repite o lo que le han contado otras personas que han percibido los hechos a su propia interpretación pero que lo manifiestan de forma dogmática calificando los hechos de ciertos y verdaderos, cuando en realidad están alejados de la realidad.

Surge el caso que algún tertuliano se va quedando sin ideas, entonces recurren al humorismo político, que en realidad es un contrapoder que describe situaciones recurriendo a comparaciones y a símiles que no encajan en la realidad, a su vez van articulando las opiniones que no pueden ser analizadas con facilidad por el tema de conversación que poco a poco se van cubriendo de emociones negativas y surge un conflicto interpersonal, provocado por los temas políticos. El uso extendido de las redes sociales influye en las conversaciones, es así como algunos intervinientes desarrollan una cultura de celular dando por ciertas las noticias, comentarios, el humorismo político, a estas personas no cultivan la lectura formal razón por la cual están influenciados por la impronta información que desarrollan los celulares. Tomando como ciertos las actividades políticas, los tiempos y sus formas.

Una de las características de las personas es que en ocasiones improvisan su intervención aparentando conocer los tejes manejes del poder queriendo destacar sus conocimientos pero el grueso de esto es cuando los platicadores se meten hacer pronósticos de procesos futuros de gabinete de gobierno, el punto focal es hablar sobre lo que no saben y solo suponen tales circunstancias las hipótesis no son solidas al contrario son frágiles, y cuando son descubiertos que no pueden sustentar sus opiniones recurren a bromas al azar para salvar sus errores. Hay que aceptar que vivimos agitados momentos políticos y que surgen ideas que pretenden arreglar el laberinto en el que nos encontramos.

La política es divertida porque es casi imposible corregir las praxis negativas, un analista tiene como función clarificar los debates complejos aportando lucides al asunto para lograr una opinión clara ya sea a favor o en contra de tal o cual situación y así aprendemos a pensar para responder con un tono político e informativo capaz de manejar las emociones y no criticar sin fundamento, ponerse a la defensiva, hacer el vacío y despreciar lo que dice el interlocutor que participa en las platicas de mesa. Las palabras tienen significados escondidos que tienen propósitos e influencias que no se entienden.

El tono con que intervienen los tertulianos debe ser realista y profundo, puesto que tratamos asuntos de poder, y cuando se refieren a personajes políticos se debe entender que no son ni buenos ni malos se puede apoyar un asunto, en un momento, pero sin dejar de comprender la actuación de otros momentos.