Esta película me resulta sumamente simpática en cuanto a las críticas tan opuestas que los fanáticos del cine (incluso los sesudos comentaristas y analistas del séptimo arte) se han dejado lanzar en las redes sociales, sobre todo en Tik Tok, que tiene la hermosa ventaja de que los críticos no se desbordan en palabras y poses intelectualoides, y precisan de ser concisos, organizar bien las ideas e ir al grano.

Pues esta película, que está en cartelera desde la última semana de enero, tiene críticas que van desde una obra maestra de liberación femenina o una atrevida puesta en escena de una idea o tema ya tocados en otras películas, hasta que es una velada promoción de la pedofilia.

No voy a dar una reseña de la trama y la historia, pues de eso ya habrán escuchado o leído de sobra, además está en las redes, en YouTube y el tráiler de la misma, y el espacio es poco en esta columna.

Emma Stone, que no es casualidad que esté nominada, es de esos casos satisfactorios de actrices gringas que empiezan haciendo películas de adolescentes tontas, pero rápidamente evolucionan hasta alcanzar la madurez plena y brillar con luz propia. Ya ha estado nominada en Birdman, La la land -en la que ganó la estatuilla-, La Favorita y ahora en esta de Pobres criaturas, sin dejar de mencionar que se echó un papelazo en The Help (Historias cruzadas en Latinoamérica y Criadas y señoras en España).

En Poor Things la Stone tiene el enorme reto sobre sus delicados hombros femeninos de dar vida a una criatura que va creciendo en la medida se contacta con los demás humanos y el mundo, y hacerlo de tal forma que se vea lógica, no arrebatada ni a trompicones, y que se desarrollara sutilmente ante los ojos del espectador sin resultar insultante, y lo logra de maravilla. Desde aprender a guiñar un ojo hasta bailar, pasando por interactuar con los demás que la rodean, hasta el estallido de su sexualidad la actriz se desempeña notablemente.

Mark Ruffalo, que es la mancuerna de Emma, llega a desarrollar tan buena química con ella que lo trasmiten en la pantalla, tanto así que, a pesar de su personaje, un abogado rufián, sexoso que lleva por el camino de la perdición a la niña que yace en Bella, resulta, si no simpático, sí muy aceptable.

La película es una puesta en escena de escenarios oníricos, con colores intensos, paisajes que rememoran la época victoriana, pero con un despliegue de modernidad que también resulta ser un personaje más en la película, porque es parte de la historia.

El vestuario, la música, la edición, etc., todo encaja muy bien, pero (porque en esta película hay un gran pero), los contrarios han desplegado todo su odio al film y no se han guardado insultos que llegan a abofetear incluso a los que les ha gustado la peli.Uno de ellos recomienda que si les pareció una gran película busquen ayuda mental porque están enfermos.

Dicen que es una película que encubre una evidente pedofilia, ya que Bella Parker es una niña, el cerebro de una niña en el cuerpo de una mujer. Que no entienden cómo Emma Stone pueda estar nominada a los Oscar como mejor actriz, si se la pasa jadeando en interminables orgasmos todo el tiempo. Igual que no puede ser posible que se deforme el concepto de la liberación femenina reduciéndolo al punto de que se encierre exclusivamente en lo sexual y, finalmente, que no puede decirse que es el triunfo de la libertad de la mujer que al final termine prostituyéndose.

De lo demás dicen que el diseño de la producción, la fotografía, el suntuoso vestuario y los escenarios hechos por computadora, son solo una forma de distraer la atención del verdadero mensaje de la película.

Pobre criaturas sin duda se refiere a ello: lo manipulables que somos los seres humanos, la debilidad de la mente que si es educada de tal forma, puede llevar a decisiones peligrosas y hasta fatales, y conductas nocivas o reprochables.

Y es cierto. La mente es tan débil que cualquiera que nos regale ilusión, aventura, lucecitas y eventos que suben la adrenalina puede llegar a gobernarnos y llevarnos por el camino equivocado. Se parece tanto a la realidad de muchísimos salvadoreños que ayer fueron a votar por la insultante e ilegal reelección del sultán todopoderoso que nos gobierna, pero es que bien dicen que la realidad supera la ficción.