Cada año nuevo está revestido de esperanza, sueños y metas, en la medida que avanza los días y las semanas, nos alejamos de esos propósitos, porque los seres humanos tendemos a ser rutinarios (no todos) y nos olvidamos con facilidad de la trazabilidad de las metas, es decir no se le da seguimiento de forma disciplinada a lo que nos propusimos al inicio del año, es así como algunas personas terminan el año frustrados, con proyectos inconclusos, por ejemplo: no logran cambiar de empleo, no avanzan académicamente y porque no decirlo terminan el año sin perder peso.

Para no fracasar este año que recién inicia, es importante tomar en cuenta lo siguiente: Si te has apartado de la voluntad del Señor Jesucristo, vuelve y si no lo has hecho continúa forjando una mejor relación con el creador. La Biblia dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:4-5).

El consejo Bíblico por sí mismo es eficaz, ya que tiene un significado impactante, ahora bien, hay muchas personas en El Salvador, que se autodenominan cristianas y se ufanan de andar en los caminos del Señor Jesucristo, incluso no es raro ver que algunos políticos cuando se les descubre alguna mala andada con los recursos del Estado, usan textos Bíblicos para defenderse en las redes sociales como si se tratase de un amuleto. De manera que la práctica del cristianismo, no se basa en la ilusión óptica de comportamientos públicos controlados ni de meras apariencias.

El cristianismo demanda evidencias de integridad tanto en lo público como en lo privado, Jesús lo dijo así: Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:15-20).
En consecuencia, no importa qué tanto use los textos bíblicos una persona para defenderse, si sus frutos son malos y evidentes, ni tampoco importa las veces que una persona asista a una iglesia pegándose golpes de pecho, sino deja la truhanería, por esa razón el Señor Jesucristo reservó la calidad de buen cristiano a sus buenos frutos y permitió los dones espirituales o ministeriales, ya que de ante mano sabe que el corazón del hombre es engañoso más que cualquier otra cosa. Tenemos el caso de Saulo de Tarso, antes de conocer al Señor Jesucristo, creía que estaba en el camino correcto y perseguía a la iglesia del Señor Jesucristo. Saulo estuvo con su mano lapidaria en la ejecución del primer mártir de la iglesia primitiva, el nombre de ese héroe era Esteban (Hechos 7). Saulo, creía sinceramente que estaba haciendo la voluntad del Señor, sin embargo, era todo lo contrario. En ese afán y con plenos poderes del Sanedrín encarceló y persiguió a los discípulos del Señor Jesucristo, hasta que camino a Damasco tiene un encuentro personal con el Todopoderoso y ahí comprende ipso facto, cuan errado estaba, pienso que así sucede a muchas personas hoy en día que se autodenominan cristianos.

Dicen creer en el Señor Jesucristo, pero no hacen su voluntad, una de las preguntas que les hizo Jesús a los fariseos en el evangelio según Lucas 6:46 fue ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, ¿y no hacéis lo que yo digo? También se registró en Isaías 29:13 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” así que ten por propósito este año forjar una excelente relación con el Señor más allá de una religión para tengas la bendición y la protección del Todopoderoso.