Las elecciones presidenciales edición 2024 finalizaron y el resultado ha sido categórico, contundente, innegable e irrefutable dejando como ganador indudable al candidato Nayib Bukele como presidente electo, era un partido que se presagiaba una goleada, pero no se conocía por cuanto, las dimensiones han sido superiores a la goleada de Hungría a El Salvador en el mundial de España 82, por cierto, récord en las citas mundialistas.

La decisión fundamental de los partidos políticos de oposición fue atacar la estrategia del Plan Control Territorial (PCT), a los titulares de las instituciones del sector de seguridad y del gabinete, además mantener un discurso que los resultados no eran sostenibles en el tiempo, y negar fondos para financiar las fases de la estrategia, buscaron interpelaciones, entorpecer el plan, sin resultados. Mientras esto sucedía, todas las encuestas, hasta las más duras contra el presidente Bukele, mostraban un amplio respaldo de la población, hasta llegar a unos días antes de las elecciones que 9 de cada 10 aprobaban el PCT, y las decisiones del presidente Bukele en materia de seguridad.

Pasaron 56 meses y el discurso no cambió, los resultados e indicadores ya no eran percepción, se volvieron realidad en las comunidades que en gobiernos anteriores estuvieron bajo el control y yugo de las pandillas criminales. Les regresaron y a algunos les brindó la libertad que desconocían o habían perdido, disfrutar de la noche, que sus hijas e hijos disfruten de seguridad en las escuelas y en el perímetro, que tienen computadoras gratuitas para estudiar, un refrigerio, uniformes gratis, la esperanza que podemos estar mejor.

Muchos micros y pequeños empresarios y emprendedores están recibiendo el dinero completo del fruto de su trabajo sin entregarle a las pandillas la mal denominada “renta”.

La población otorgó mediante su voto en las urnas el beneplácito a la estrategia del PCT, la implementación del régimen de excepción y los planes de seguridad, lo cual es en mi opinión un referéndum a las políticas, las leyes y la administración de la seguridad. Una lectura política puede ser que la población brindó un respaldo por los resultados y la evidencia, y al mismo tiempo que quieren una continuidad, que se gane la guerra contra las pandillas, que se haga justicia para las familias de las víctimas de los criminales pandilleros, que se garantice que dichas estructuras criminales como tal ya no van a operar en El Salvador.

La oposición política y sus dirigentes, los adversarios a todo nivel, grupos de poder nacionales e internacionales se equivocaron, oponerse y atacar la estrategia, las decisiones del PCT a los titulares y las instituciones fue su peor error por más de cuatro años y medio, no pudieron darse cuenta de que oponerse al bienestar y beneficios de la población en el combate a las pandillas era su muerte política y condenarse a la irrelevancia.

El respaldo ha sido un golpe de autoridad de los electores en la votación a favor del presidente Bukele; hay personas que en elecciones anteriores votaron por partidos políticos que gobernaron el país engañados por planes de marketing político que nunca buscaron resolver el drama de las familias sometidas a las pandillas.

El PCT se convierte en la estrategia de seguridad más efectiva en 202 años de República, que ha logrado liberar a comunidades, barrios, cantones, caseríos, negocios, comerciantes, emprendedores y a familias afectadas del terror, de la esclavitud y del sometimiento de los criminales. Las urnas fueron el lugar donde la población que asistió a emitir el sufragio le dijo al presidente Nayib Bukele “muchas gracias por liberarnos de las pandillas, acá está mi voto como evidencia y respaldo a su gestión”.