La sempiterna voluntad de los exiliados cubanos por derrocar el totalitarismo es tan proverbial como la solidaridad mostrada por esos mismos desterrados con sus familiares en la Isla, a pesar, de la intensa propaganda desplegada por las autoridades castrista y muy particularmente, sus compañeros de viaje residenciados en el exterior, que pretenden mostrar una oposición que, por tal de lograr el fin de la dictadura, está dispuesta a hundir el país donde nacieron. El exilio cubano ha mostrado una constancia y dedicación por su país muy singular. Al igual que al interior de Cuba nunca han faltado luchadores por la libertad, en el exterior, tampoco, han estado ausentes hombres y mujeres listos a correr los riesgos que demande participar en el retorno de los derechos ciudadanos a la Isla.

Las décadas más oscuras de la oposición al interior de Cuba, me atrevo, a situarla en los lapsos de los 70 y 80, solo iluminadas por la resistencia del presidio político y la creación del Comité Cubano Pro-Derechos Humanos, inspiración de Ricardo Bofill. En contraste, fue uno de los periodos en los que el destierro estuvo más activo, como muestra la constitución, entre otras, de la Junta Patriótica Cubana, Manuel Enrique de Varona y la Fundación Cubana Americana, Jorge Mas Canosa, así como la constitución de Cuba Independiente y Democrática, dirigida por el comandante Huber Matos y otros muchos exprisioneros políticos como Ángel de Fana y Reinaldo Aquit Manrique, a quienes la prisión endureció en sus ya firmes convicciones.

Muestras de esa tenacidad y empuje no es frecuente encontrarla en la historia. La mayoría de los exiliados de cualquier país, con los años, se convierten en inmigrantes y aunque no pocos cubanos se encuentran en esa etapa, me atrevo a afirmar que los opositores en el exterior están vibrantes y tan comprometidos por derrocar la dictadura, como lo estaban cuando se inició esta lucha hace más de sesenta años atrás. Esto es un motivo para que nos sintamos orgullosos, porque la evidencia de esa resistencia y entrega a una causa más que justa, está en jóvenes y viejos como muestra la Asamblea de la Resistencia Cubana, fundada en 2009, que, en mi opinión, por el eficiente trabajo que cumple, bajo la coordinación de Orlando Gutiérrez, ha logrado motivar no solo a cubanos, sino a numerosos políticos de diferentes países que trabajan arduamente para llevar la democracia al infierno castrista.

Es importante afirmar que el compromiso está presente aún en aquellos que salieron de Cuba para estudiar en los denominados países socialistas, como lo muestra la intensa actividad que desarrollan en Europa contra el totalitarismo, varias agrupaciones como Misceláneas de Cuba, Observatorio Cubano de Derechos Humanos y Prisoner Defenders, además de personalidades como Zoé Valdés y Alejandro González Raga.
Esos antiguos estudiantes se cuentan entre los enemigos más tenaces y activos contra el régimen. Hay agrupaciones en Europa que desarrollan una intensa actividad a favor de la democracia en Cuba, también en otras regiones de América como acontece en Puerto Rico, donde hombres como Gerardo Morera con 88 años. no para de impulsar la lucha por la democracia en Cuba, a la vez que trabaja intensamente por conservar nuestras tradiciones, respaldando en toda gestión a la patriótica Casa Cuba de San Juan.

Por supuesto que son varios estados de Estados Unidos donde residen los focos principales de la resistencia, siendo el sur de la Florida, particularmente Miami-Dade, el núcleo vital donde radica la generalidad de las organizaciones cubanas, que, con diferentes estrategias, combaten el castrismo, algunas, como Alpha 66 dirigida por Ernesto Rodríguez, desde hace más de seis décadas. Los que ya nos acercamos a las ocho décadas de vida y los que se acercan a los 90 como Roberto Perdomo, 28 años en la cárcel de ellos 23 en calzoncillos por rechazar el uniforme de preso común, han de sentirse muy orgullosos porque jóvenes nacidos en Estados Unidos, como Daniel Pedreira hayan contraído un compromiso muy firme con todo lo que tenga que ver con la democracia en Cuba y otros, como el ya mencionado Orlando Gutiérrez, dejo Cuba antes de la adolescencia, sean ejemplos de dedicación y sacrificios tal y como lo hicieron sus mayores que cayeron ante el paredón, o cumplieron décadas en las prisiones castristas.