Nuevamente se equivocaron los cabecillas, dirigentes, máximos mandos en libertad conocidos y no conocidos por la población, les falló el cálculo al pensar que esos 87 homicidios en 72 horas quedarían sin ninguna repercusión, a pesar de que en pleno confinamiento por la pandemia del Covid-19 ejecutaron otro ataque contra la población llevando luto y dolor, uno de los resultados fue que los mezclaron a los pandilleros sin importar a que pandilla pertenecía, encierro total y otras medidas, hace un año hubo respuesta de parte del presidente Nayib Bukele y el gabinete de seguridad.
En esta oportunidad con dos semanas completas de régimen de excepción se registran más de 8,500 capturas de miembros activos y que ejecutan diferentes crímenes y delitos contra la población, que han sido enviados a penales de máxima seguridad y seguridad a esperar la audiencia inicial. Los primeros casos de capturas ya han sido judicializados, y la Fiscalía General de la República ha logrado importantes pasos al lograr la instrucción formal con detención provisional.
Los denominados “postes”, banderas, soldados, informantes, y colaboradores (mujeres con mantelinas y biblias y otras) en mano que los ubican en los círculos externos de las comunidades donde viven y les dan teléfonos para que informen y les avisen de la llegada de autoridades a los pandilleros, han desaparecido, están escondidos. Y sus jefes y jefas andan huyendo, se andan escondiendo de la Policía Nacional Civil y Fuerza Armada.
Y como parte de los resultados tangibles, les presento evidencia de data para que se den cuenta una vez más que las pandillas en El Salvador generan más del 80% de la actividad delictiva y criminal, llevan luto y dolor a las familias salvadoreñas con sus operaciones de maldad.
Los delitos de homicidios, desaparición de personas, extorsiones, robo y robo agravado, delito de lesiones, robo de vehículos automotores, se encuentran a la baja en el comparativo interanual 2022-2021, pero además la disminución de marzo al mes de abril del 2022 oscila para estos mismos delitos entre 60-90% y esto coincide con el régimen de excepción y las capturas de jefes de clicas y sus denominados “homeboy”
Desde 1992 no había observado nunca que las pandillas estuvieran mostrando amplio grado de desconcertación, miedo, temor, pandilleros llorando en las cárceles al momento de ingresar a máxima seguridad, tratando de escapar para Honduras y Guatemala, enmotelados y en hospedajes, tratando de irse para zonas de clase media o alta alquilar para salir de su zona cómoda, de lo que siempre han dicho que son sus territorios, parece que el machismo y el garbo con el que se han ensañado contra la población lo perdieron. Ya no ponen sus retenes para ponerle la pistola a los visitantes y proveedores, y amenazar de muerte.
Los expresidentes Francisco Flores Pérez y Salvador Sánchez Cerén les declararon la guerra a las pandillas y les causo risa, siguieron masacrando, extorsionando, desplazando forzadamente, desapareciendo personas, violando niñas, adolescentes y mujeres, porque estas amenazas fueron “cachetadas de payaso” una completa comedia digna de producciones de Netflix. Ahora los pandilleros huyen, se ocultan bajo tierra, buscan cuevas en lo rural, y lloran, no atacan cobardemente, sino que se esconden como ratas.