A finales de la década de 1920, Ernest Hemingway estaba bebiendo en un bar junto a unos amigos escritores. En ese contexto uno de ellos plantea un enigma: quien sea capaz de escribir allí mismo una historia corta usando tan sólo seis palabras se llevará diez dólares de cada uno de los presentes. Hemingway sin arredrarse, coge una servilleta y escribe: “For sale: baby shoes, never worn”. Traducido es: “Se venden: zapatos de bebé, sin usar”. Todos los presentes quedaron impávidos ante tan genial propuesta. Uno de ellos, mete la mano a su bolsillo y sin dolor paga la apuesta.



Es decir que acepta la derrota con espíritu de competitividad, dicho sea de paso, nadie se atrevería siquiera a intentar igualar la sucinta y perfecta combinación de palabras que dibuja todo un escenario de tristeza. Zapatos de bebé carece de las posibles lecturas político-sociales que enriquecen el dinosaurio de Monterroso, que es un microrrelato del escritor de origen hondureño Augusto Monterroso, publicado como parte del libro Obras completas en 1959. De modo que la potencia de los sentimientos que despierta en el lector, es una situación que hace volar la imaginación.

William R. Kane en 1917, publicó un relato (integrado por algo más de seis palabras) sobre una mujer que acaba de perder a su bebé y encuentra algo de consuelo en el hecho de que otra pareja joven acepte los zapatitos por estrenar que ella les cede con generosidad, en lugar de venderlos a través de un anuncio. El relato estaba titulado así: Little Shoes, Never Worn, luego quizá podríamos considerar Zapatos de bebé como un simple remake del cuento de Kane. Esta otra parte complemente la primera, que esta sustentado sobre el dolor de una madre que recién había perdido a su bebe.



Ahora bien, en aquellos tiempos la vida era considerada como un bien invaluable, por esa razón la muerte de un recién nacido, constituía un dolor insuperable para los padres, sin embargo, este concepto cambio cuando se abrió las puertas al asesinatos de los no nacidos con el caso Roe contra Wade o Roe vs. Wade, ocurrido en 1973 en el que la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que la Constitución de Estados Unidos protege la libertad de una mujer embarazada para elegir abortar sin excesivas restricciones gubernamentales, en ese sentido anuló muchas leyes federales y estatales sobre el aborto.

Esta mala decisión provocó un debate nacional en Estados Unidos sobre si debe ser legal y hasta qué punto, quién debe decidir la legalidad del aborto, qué métodos debe utilizar la Corte Suprema en la adjudicación constitucional y cuál debe ser el papel de la iglesia cristiana en la esfera política. Este caso reconfiguró la política estadounidense, dividiendo a gran parte de los Estados Unidos en movimientos a favor y en contra del aborto, a la vez que activó movimientos conservadores que lucharan por la vida del no nacido. Lo cual concluyo con en la anulación del dictamen el 24 de junio de 2022 que autorizaba el aborto.

Esto es en relación la sentencia Dobbs v. Jackson Women’sHealth Organization, con ello se le concedió vía libre a los estados de restringir o incluso prohibir en su totalidad el aborto. La decisión se refería al caso de Norma McCorvey— conocida en su demanda con el seudónimo de "Jane Roe"— que en 1969 se quedó embarazada de su tercer hijo. McCorvey quería abortar, pero vivía en Texas, donde el aborto era ilegal, excepto cuando era necesario para salvar la vida de la madre. La remitieron a las abogadas Sarah Weddington y Linda Coffee, que presentaron una demanda en su nombre ante un tribunal federal.

Evidentemente con esa sentencia se atentaba directamente con la imagen misma de Dios, dado que cada ser humano es imagen del creador, cada año se venia abortando en los Estados Unidos alrededor de un millón de seres humanos. Esta claro que Satanás, ha incitado a los países aprobar leyes que atentan contra la familia formada entre un hombre y una mujer nacidos así, y continúa pujando para que se continúe teniendo libertad para asesinar a los no nacidos desde el vientre de una mujer. Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre (Salmo 139:13)