La humanidad está envuelta en cosas vanas y pasajeras, comprando y vendiendo, ganando y acumulando riquezas, que, dicho sea de paso, no sirven para el más allá, mientras tanto ignoran voluntariamente los otros acontecimientos, como; las hambrunas y las pestes en África, los terremotos que se han dado en ciertos países de Asia, las guerras internas en el medio oriente, la pandemia del Covid-19 y otras pestes que están por desencadenarse, la guerra entre Ucrania y Rusia, la avaricia de unas pocas familias de acular riquezas a toda costa, sin importar la salud de otros seres humanos, por ello contaminan el medio ambiente, incluyendo los mantos acuíferos y crean medicamentos con el objetivo de ser adictivos.

Tampoco se puede ignorar la guerra continua entre algunos países árabes en contra de Israel, donde se han unido por décadas con el solo objeto de destruir a este pueblo. De manera que estamos frente a lo dicho por el Señor Jesucristo en el monte de los Olivos, cuando los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis.

Porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. (Mateo 24:3-9). Dios nos advierte en su palabra a estar alertas y a prepararnos, porque estos acontecimientos anuncian la pronta venida del Señor Jesucristo, evidentemente una buena parte del mundo no cree en los relatos Bíblicos.

Sin embargo, eso no borra el hecho que todo lo establecido por el Señor Jesucristo, hace más de dos mil años, no esté aconteciendo ahora. Ya que cada detalle se está cumpliendo tal como fue anunciado en los evangelios y confirmado por el Apóstol Pablo en cada una de las cartas, de la misma manera Juan el Apóstol amado, recibió directamente la revelación del Señor Jesucristo, y documento cada detalle en el libro de Apocalipsis que algunas personas lo ven como un cuento o una fábula, pero la realidad es innegable, la violencia, el hambre, las guerras y los terremotos están ahí.

Por lo tanto, la humanidad debe aprender a poner sus barbas en remojo y entender que estamos viviendo tiempos finales, en el que se anuncia “Maranatha” que significa la esperanza gloriosa de que el Señor Jesucristo viene pronto.Tal como lo dice Apocalipsis 22:12 “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” La palabra alerta roja seria como lo apropiado para advertir con anticipación lo que le depara a la humanidad, sino arregla cuentas con el creador y se apercibe de sus malos caminos.

Ya que estamos frente a una sociedad decadente en valores, donde a lo malo se le llama bueno y a lo bueno se le llama malo. Por ejemplo: En la actualidad se está adoctrinando a millones de niños en las desviaciones sexuales que enseña el movimiento mundial LGTBIQ, es decir, que no esconden su intención de hacer que las nuevas generaciones practiquen la sodomía y por lo tanto eliminar así la multiplicación, tal como lo ordenó Dios en el Jardín del Edén. Les falta poco para pedir que se legisle en favor de la pedofilia, como una práctica normal, a sabiendas que es una aberración.

Esto también fue anunciado por el Señor Jesucristo, cuando dijo; Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. (Mateo 24:37-39)