La palabra humillación proviene, del latín humiliatio, es la acción y efecto de humillar o humillarse, es decir herir el amor propio o la dignidad, abatir el orgullo. Durante el tiempo
dominado por la ética vertical, el significado del verbo humillar aplicado a los hombres era ponerse en el suelo o bajar de categoría a una persona.
Para Dorothy C. Miller (1993) quien ha estudiado la evolución del significado de humillar a lo largo de los siglos, ha encontrado que la primera referencia escrita en lengua inglesa significó poner debajo o degradar a otro ser humano aparece con una connotación peyorativa e injusta que viola un derecho fundamental.

Desde la perspectiva bíblica, la palabra humillación tiene un enfoque concreto, pero da un giro de 180 grados, cuando se trata de la condición del ser humano frente al Creador, ya que el hombre debe reconocer su condición de lo que es (polvo). En otras palabra debemos de despojarnos del yo, dejar a un lado el orgullo, la egolatría, la vanagloria y sujetarnos al Dios Altísimo, obedeciendo su voluntad como esta escrito en el Padre Nuestro. Es postrarse ante su presencia, doblando las rodillas con corazón sincero, reconociendo en todo momento que Dios es un ser supremo y Todopoderoso, que dependemos de El ya que nos sustenta y nos da vida.

Por esa razón su hijo Jesucristo, dio instrucciones de cómo debía de ser la conducta del ser humano, que cuando le peguen en una mejilla debe poner la otra, también enseño que se debe amar al prójimo y a los que nos hacen mal, el Apóstol Pablo en Romanos 12:17-19. Explico “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”

De tal forma que la humillación tiene dos connotaciones, la primera es la que efectúan los hombres que tienen poder ya sea económico o político y valiéndose de esa superioridad, humillan a sus colaboradores, castigan al pobre, se corrompen, hacen injusticias y persiguen a sus adversarios sin misericordia y la otra cosmovisión de la humillación es la que el ser humano hace delante del Señor Jesucristo, donde se presenta como un ser indefenso ante los que le hacen mal, impotente ante una enfermedad terminal, débil ante los fuertes, incapaz ante los problema que le agobian.
El Rey David, reconocía muy bien su condición, aun teniendo todo el poder, siempre buscó humillarse delante de Dios, cada vez que pecaba o cuando no encontraba la salida ante sus enemigos. Esto quedó registrado en El Salmo 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” De manera que la clave para que un gobernante progrese y guíe a una nación por el buen camino, es que este entienda con humildad que es polvo, y que cualquier puesto que ocupe es temporal, como lo es la vida.

Por ello tratar a las personas con dignidad, no solo hace grande a los que detentan el poder, sino que se ganan aun el respecto de sus adversarios, pero cuando el gobernante es altivo y pretende tener la razón en todo, difícilmente reconocerá con humildad sus errores, y esto sin duda lo conducirá a la perdición, en Proverbios 16:18 Dice “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” el ponerse en los zapatos de los demás es importante antes de tomar decisiones basadas en la venganza ya que esta busca la satisfacción personal, mientras que la justicia edifica.

La Biblia relata, que existió un rey llamado Roboam que gobernó Judá entre 928 y 913 a.C.​ Fue hijo de Salomón. Roboan pretendiendo ser sabio, pero se volvió necio, ya que prefirió el consejo de los jóvenes inexpertos en asuntos gubernamentales, que sobre el consejo de los ancianos, lo cual concluyó con la ruptura de su reino, esto significó una perdida muy grande de recursos y de súbditos, de manera que todo la soberbia con la que actuó quedó reducida a humillación, esto trae a colación que para ser humildes muchas veces el ser humano deberá pasar por la escuela de la humillación.