La pintura del diablo jugando al ajedrez de Friedrich Moritz August Retzsch, es una obra maestra que ha cautivado a los mejores jugadores de este deporte intelectual. Este escenario tiene su origen en los números del Columbia Chess Chronicle del otoño de 1888. Desde su publicación, esta pintura del “diablo jugando ajedrez” ha despertado debates y teorías en el mundo del arte, convirtiéndose en un enigma que nos invita a ver en un juego donde la mente y el alma se entrelazan. Lo más intrigante de esta pintura es que en el juego de ajedrez se muestra una partida final, es decir, con uno de los reyes en jaque mate.

Este concepto de “jaque mate” tiene un significado metafórico que trasciende el tablero de ajedrez, ya que representa una lección de vida, donde cada movimiento en el ajedrez refleja las decisiones que tomamos a diario. Cada movimiento en el juego es una oportunidad para influir en el resultado final, al igual que cada elección que hacemos en la vida puede determinar nuestro destino. El jaque mate en la vida puede presentarse de diferentes formas, ya sea un logro personal o profesional, como superar un obstáculo o triunfar en el área personal o en la vida familiar.

También puede ser una lección de vida ya que, a través de una derrota o fracaso, se gana experiencia y se evitan las malas decisiones. Ahora bien, el contexto de la pintura representa a dos jugadores de ajedrez. Uno es Satanás, que tiene una postura arrogantemente segura de sí mismo, como creyendo que tiene el control. El otro jugador es un joven que parece desamparado. La apuesta consiste que, si Satanás gana el juego, se lleva el alma del joven al infierno eternamente. Pero si el joven logra ganar la partida, significa que sería libre del tormento eterno y todo estaría bien.

Evidentemente en el juego se muestra a Satanás, que está apunto de cantar “jaque mate” por otro lado el joven no tiene escapatoria. Como quien dice el juego está liquidado a favor del Diablo. Pero hay una anécdota que cuenta que, estando este cuadro colgado en el museo del Louvre, se acercó a observarlo Paul Morphy un genio del ajedrez y campeón del mundo. Por lo que se quedó mirando fijamente durante mucho tiempo la jugada del tablero de ajedrez y finalmente se dio cuenta de algo sorprendente. La interpretación típica del cuadro en la que se infiere que el diablo tenía al joven en “jaque mate” era incorrecta.

Aunque el diablo parecía ser el claro vencedor, en realidad no estaba ganando. El joven, que pensaba que estaba perdiendo, en realidad tenía una posición de ventaja. Según el orden de las piezas que quedaban en el tablero de ajedrez, el rey del joven tenía un movimiento más. Esta fatídica jugada le convertiría en el ganador de la partida, es así como Paul Morphy logró resolver el enigma de la jugada, a ello se le conoce hasta el día de hoy como “One More Move” en otras palabas “un movimiento más” si trasladamos este concepto a la salvación, las personas sin darse cuenta están sacrificando su eternidad.

Es lamentable que, en estos tiempos, sea más importante las redes sociales o el deporte, que tener una relación personal con el Señor Jesucristo, quien nos proporciona vida eterna de forma gratuita, pero los seres humanos están usando mal su ultimo movimiento. En la cruz del calvario el diablo pensó que al matar a Jesús le había dado “jaque mate” cuando en realidad fue todo lo contrario. Ya que el morir Jesús otorgó a toda la humanidad la oportunidad de acceder a la vida eterna. De modo que fue una jugada maestra que el diablo no lo vio venir, tal como lo dice Hebreos 9:22 “pues, según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón”

En el Evangelio de Juan 11:25-26 Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente”. Amigo y amiga lector no se juegue su eternidad lejos del Señor Jesucristo. Ahora en vida búsquelo, pero hágalo más allá de la religión. Atrévase a buscar a Jesús a través del cristal de la Biblia.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.