La semana anterior se desarrolló la audiencia pública de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica por el denominado “caso Beatriz”, que hace casi diez años se registró en El Salvador cuando la víctima Beatriz solicitó, imploró, clamó y desarrolló toda una batalla para que se le autorizara la interrupción voluntaria de su segundo embarazo que ponía en riesgo su salud, incluso su vida. Una sala impresionante con personas vestidas con sus mejores galas y atuendos como juezas y jueces de dicha Corte; posterior a la presentación de la mamá de Beatriz, quien expuso detalles que viniendo de ella como mamá nos ilustró de muchos por menores que la mayoría desconocíamos, el corazón y pensamiento de su hija.

En esta oportunidad quiero destacar, reconocer, honrar, felicitar, y privilegiar la participación del doctor Guillermo Antonio Ortiz Avendaño, salvadoreño, doctor en medicina, ginecólogo, obstetra, subespecialidad en perinatología, maestría en gestión hospitalaria, gestión y desarrollo de proyectos en Oxford, calidad de atención y seguridad de pacientes y epidemiología en Duke, Carolina del Norte, profesor en la facultad de medicina de la Universidad de El Salvador, jefe de diferentes áreas y departamentos del Hospital Nacional de la Mujer en El Salvador antes conocido como Maternidad, entre ellos jefe de embarazos de alto riesgo, profesor invitado de universidades en Carolina del Norte, asesor y consultor médico, y editorialista de nuestro periódico DIARIO EL MUNDO, quién fue presentado y acreditado por la defensa de Beatriz, ya que el Dr. Ortiz Avendaño atendió, asistió, acompañó, en todo tiempo a su paciente, y sobre todo mostró una alta sensibilidad al escuchar y prestar atención genuina a su paciente cuando se le informó del diagnóstico para su bebé, que presentaba una condición de anencefalia, un defecto en el proceso de gestación que no permite la formación completa del cerebro y cráneo lo cual lo hace incompatible con la vida.

Ha sido impresionante escuchar los testimonios en esa audiencia en la cual el fundamento y eje central es el expediente médico y clínico, un debate técnico médico profesional con evidencia científica, y allí se encontraba acompañando hasta el final de este largo camino el Dr. Ortiz Avendaño a Beatriz. Llegó puntual, efectuó el juramento ante dicha Corte, elegante y sin ningún papel, documento o ayuda memoria, ya que todo está resguardado en sus mejores unidades de almacenamiento que Dios le brindó: su corazón y su cerebro. Su participación fue categórica, contundente, magistral, como si se encontraba en una clase para estudiantes de la especialidad en ginecología, la entendimos todas y todos, porque su labor fue la de un perito forense, hacer entendible el complejo y especializado lenguaje médico ginecológico obstétrico. La gracia y el talento con el que se desempeñó fue suficiente para no dejar ninguna duda de su actuación y sobre todo su motivación, ayudar y acompañar el deseo y voluntad de su paciente, que ya presentaba una enfermedad sistémica y crónica.

El Dr. Guillermo Ortiz Avendaño cuya especialidad son los embarazos de alto riesgo, siempre salvó miles de vidas de bebés y sus madres en El Salvador. El sistema de salud pública tiene una gran deuda con uno de sus hijos y profesionales más humanos y sensibles que ha registrado nuestra República, aquí recibió maltrato, la discriminación, humillaciones y una de las causas principales para que abandonara el país por la puerta de atrás.

Gracias, apreciado Toñito por una vez más hacer valer la voluntad, el deseo y decisión de sus pacientes como una vez hace 23 años lo efectuó con mi esposa y gracias a su corazón y sensibilidad ahora disfruto de mi hija, usted es una persona congruente y vale oro. Que Dios le bendiga, le guarde, le siga prosperando, y llegue a puestos de eminencia donde pueda transformar los corazones y las mentes de otras y otros ginecólogos y médicos.