El día 21 de los corrientes, por mandato de ley, debía instalarse en Tegucigalpa la junta directiva provisional del Congreso Nacional de Honduras, el cual, en pleno, deberá tomar posesión definitiva para la nueva legislatura 2022 – 2026, el domingo 23, pero terminó en un desagradable y decepcionante espectáculo.

El Partido Libertad y Refundación (LIBRE), se dividió en dos. La “facción” disidente de 20 diputados se rebeló contra la línea partidaria y, junto a los archienemigos del Partido Nacional, y los votos de otrora poderoso Partido Liberal, eligieron la junta provisional.

No solo se acostaron con la más fea, sino también con el partido al cual han estado criticando en los últimos 12 años como dictadura, narcopartido, asesinos, etc. Sobra decir que las reacciones más suaves han sido de asombro, porque la mayoría de personas se ha indignado y mucho, y han sido pródigas en insultos. No faltan tampoco aquellos que, desde la comodidad de su casa, vieron con felicidad cómo se destruía la prometedora izquierda hondureña... sin siquiera haber entrado aún a ejercer el gobierno.

Honduras ha sido gobernada por más de 100 años por los Partido Liberal y Partido Nacional, con un breve lapso militar en que esta última institución política los cohonestó. Desde 1982, cuando entró en vigencia la última Constitución, ambos partidos volvieron a turnarse, hasta que el golpe de Estado de 2009 cambió la correlación y hemos vivido 12 años de gobierno nacionalista (3 períodos seguidos), el Partido Liberal en caída libre y el surgimiento de dos fuerzas políticas, una liderada por Salvador Nasralla, presentador de programas televisivos, y LIBRE, con la figura omnipresente del exmandatario José Manuel “Mel” Zelaya, quien por tres ocasiones seguidas impuso como candidata a su esposa (inexperta en política en todo sentido), doña Xiomara Castro (lo de doña es porque no tiene estudios universitarios), y al fin la hizo ganar.

No tengo ninguna animadversión contra la mandataria electa que toma posesión el 27 próximo, sino contra la descarada imposición de dedo por parte de su esposo y su total inexperiencia. De hecho, no va a entrevistas o foros en los medios. Siempre va su esposo.

Salvador Nasralla participó hace algunos años con su Partido Anticorrupción (PAC), el cual fue toda una sorpresa, pero perdió en la carrera a la presidencia. Luego volvió a intentarlo, y fue LIBRE el que le abrió las puertas, “cediendo” doña Xiomara su candidatura y aceptando la de primera designada presidencial. Después de una segunda derrota, Nasralla, con su carácter volátil, veleidoso, impulsivo, con una verborrea compulsiva, salió de LIBRE acusándolos de traidores, de haberse vendido al Partido Nacional, hasta tildó de asesino a Mel Zelaya. Formó su nuevo partido (porque si algo es este septuagenario, es que es superactivo), lo nombró Salvador de Honduras (se me olvidó agregar que es también extremadamente narcisista), y cuando vio que era mentira toda esa fantasía que él mismo se repetía una y otra vez de que tenía dos millones de simpatizantes (de los 5 mm de ciudadanos habilitados para ejercer el voto), ¿qué creen?... regresó con la cola entre las “patas” donde Mel Zelaya, y en una alianza fuera de los tiempos electorales, se unieron de hecho.

¿Por qué aceptó de nuevo al amigo ingrato? Por venganza. LIBRE no necesitaba los votos de Salvador de Honduras (PSH).

La alianza se selló con “el pacto” en el cuál aquél decidiría sobre el Ejecutivo y éste pondría el presidente del Legislativo. A partir de entonces se creó una convicción generalizada en toda la población que más temprano que tarde Mel, político de la vieja escuela con décadas de andar en los albañales de tan desprestigiada profesión, viejo lobo de mar, se las cobraría todas.

Después de las elecciones generales del 27 de noviembre (presidencia, diputados, concejos municipales y PARLACEN), con la aplastante victoria de LIBRE, con palomitas en mano y refresco, esperábamos ansiosos qué pasaría... y pasó. Inmediatamente surgieron voces disidentes renegando del “pacto”, miembros prominentes de LIBRE, casualmente del círculo más cercano a Zelaya. Decían y dicen que el presidente del Legislativo debía de ser de LIBRE y no de PSH. La puesta en escena de la farsa había sido ya desplegada ante los ojos ávidos de todos nosotros.