Hace un par de semanas escribía cómo el proyecto de presupuesto para el próximo año sería, nuevamente, un presupuesto formulado de espaldas a la población; además, al mes de agosto, el Ministerio de Hacienda aún no había publicado algunos de los documentos claves que definen el marco sobre el cual se elabora el presupuesto público, esto generaba algunas alertas sobre la transparencia, rendición de cuentas y oportunidades de participación ciudadana en el presupuesto.

Pues bien, llegó el mes de octubre y nuevas alertas se siguen activando. A pesar de que el 30 de septiembre, el ministro de Hacienda presentó ante la Asamblea Legislativa el proyecto del Presupuesto General de la Nación 2023, el contenido de este aún no se conoce. A casi dos semanas de su entrega, lo único que se conoce son fotografías del titular de esta cartera entregando un grueso documento al presidente del Legislativo, un escueto comunicado de prensa y algunas declaraciones en programas de entrevistas. Pero el documento con los detalles del presupuesto aún no se ha publicado ni en la página de Hacienda, de la Asamblea o en el portal de transparencia fiscal. En un contexto diferente, la herramienta a la que cualquier persona pudiera recurrir para conocer el proyecto de presupuesto 2023 sería la Ley de Acceso a la Información Pública, pero el deterioro de la institucionalidad garante del derecho de acceso a la información y la tendencia de las entidades gubernamentales a abusar de las declaraciones de reserva, limitan las posibilidades de utilizar estos mecanismos.

La importancia de conocer el contenido del proyecto de presupuesto 2023 radica en que lo que se haga en materia fiscal el próximo año será determinante para la forma en que nuestro país enfrentará la desaceleración económica nacional e internacional, las presiones inflacionarias y los vencimientos de deuda pública. Es por ello por lo que las declaraciones que el titular de hacienda ha realizado en público generan muchas preguntas, por ejemplo, el presupuesto 2023 obedece a un enfoque de disciplina fiscal, ¿pero qué implicaciones tiene eso?, ¿en qué rubros y partidas específicas se aplicó esa disciplina?, ¿eso quiere decir que las partidas de publicidad y comunicaciones se han reducido?, ¿ya no habrá seguros privados para funcionarios y empleados públicos?

También se ha afirmado que salud, educación y seguridad en conjunto experimentan un crecimiento del 1%, ¿pero cuál asignación crece en mayor proporción, habrá más médicas y maestros o más soldados?, ¿ese crecimiento es en términos nominales?, ¿y si analizamos esos incrementos sin considerar el efecto de la inflación o relacionándolos con el PIB? Y luego si el plan de seguridad este año ha sido un éxito ¿es necesario seguir incrementando el presupuesto para defensa?

Además, persisten preguntas estratégicas en nuestro contexto fiscal como ¿cuál es la brecha de financiamiento del presupuesto, y con esto no me refiero a los USD472 millones que aún está pendiente de financiar, sino cuántos recursos del presupuesto deberán financiarse con deuda pública?, ¿estás necesidades son efectivamente menores a las de este año?

Luego también hay preguntas impulsadas por el contexto que estamos atravesando ¿el presupuesto 2023 contempla recursos para enfrentar los desafíos ambientales y climáticos cada vez más frecuentes e intensos? o ¿se están presupuestando recursos para la compra de frijol y maíz que permitan estabilizar el precio de esos granos básicos?

Mientras esperamos conocer el proyecto de presupuesto no está de más recordar que el presupuesto público es nuestro, y es uno de los instrumentos de política pública más importantes para la vida de nuestro país, ahí se definen las posibilidades de que las personas podamos realizar plenamente nuestros derechos y gozar de bienestar. Por ello, esperemos que más temprano que tarde la Asamblea Legislativa dé a conocer públicamente el proyecto de presupuesto, pero sobre todo que habilite espacios de participación para que diferentes sectores de la sociedad den sus aportes para el debate y la mejora, para que luego no nos encontremos con la sorpresa de que el presupuesto tiene “artículos escondidos” que contradicen las declaraciones oficiales.