En El Salvador casi la mitad de la población ha padecido inseguridad alimentaria, es decir que no ha comido lo suficiente o en muchos casos no ha comido absolutamente nada. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Entre 2019 y 2021, el porcentaje de las personas que vive en pobreza extrema se ha duplicado, es decir personas que no tienen los ingresos suficientes para cubrir el costo de la canasta básica de alimentos. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Este año todo ha estado más caro y muchas personas no han visto que sus ingresos mejoren, lo que ha implicado un deterioro de su bienestar. A pesar de que lo han necesitado, no han recibido ningún beneficio de las medidas que implementó el gobierno, como el subsidio a las gasolinas porque ni siquiera tienen un vehículo. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

El número de niños, niñas y adolescentes que no estudia se ha incrementado sustancialmente entre 2020 y 2021. Actualmente uno de cada tres niños niñas y adolescentes están fuera de las escuelas. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

La atención en salud sigue teniendo serias deficiencias, se ha caído la cobertura de vacunas, a muchas personas siguen sin darles citas oportunamente y muchas de las medicinas que necesitan siguen sin encontrarse disponibles. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

El número de personas que han tenido que salir el país como migrante para intentar buscar un futuro mejor, incluso poniendo en riesgo su propia vida, ha seguido aumentando. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Este año, particularmente, se han capturado a muchísimas personas inocentes, sin seguirles el debido proceso, incluso de acuerdo a diversos organismos nacionales e internacionales hay personas que han sido torturadas o han fallecido en las cárceles. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Ocho de cada diez adultos mayores no tienen una pensión y los recursos asignados para programa de la pensión básica universal para adultos mayores y personas con discapacidad se ha ido reduciendo, además han existido enormes retrasos en la entrega de estos recursos para quienes son beneficiarios, poniendo en riesgo su bienestar. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Las mujeres siguen siendo víctimas de la violencia en sus diversas expresiones, como Flor, quien fuera mi compañera en el bachillerato, a quien se le asesinó vilmente. Pero, me es indiferente porque yo no soy una de ellas.

Las personas más jóvenes se les estigmatiza y cada vez les cuesta más obtener un empleo de calidad. Pensar en tener una cosa propia y lograr la independencia económica es una utopía para ellos. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Hay personas que siguen sin tener acceso a bienes y servicios básicos como energía eléctrica y agua potable y saneamiento. Y siguen sufriendo las consecuencias de vivir en un país tan vulnerable frente al cambio climático y con un deterioro ambiental acelerado. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

A periodistas, miembros de organizaciones sociales o cualquier ciudadano que hace su trabajo, se atreve a exigir sus derechos, solicitar rendición de cuentas de los impuestos que paga o criticar una decisión gubernamental se le ataca rápidamente, se le atemoriza y se le castiga. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Muchas personas siguen sufriendo las consecuencias de la corrupción, de la improvisación, de la ineficiencia y de la ineptitud. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.
En este país hay cosas que siguen sin cambiar, las personas más pobres siguen pagando más impuestos proporcionalmente que quienes tienen más ingresos. Los empleos que se encuentran son de mala calidad con pocos ingresos. A las personas se les sigue violando sistemáticamente sus derechos. Pero, me es indiferente porque yo no soy uno de ellos.

Que en este 2023, que las injusticias no nos sigan siendo indiferentes.