Las deportaciones masivas y los efectos inflacionarios de una política proteccionista a la economía estadounidense parecen las consecuencias más claras que podría sentir El Salvador en los primeros días de un segundo gobierno de Donald Trump según un grupo de analistas consultados por Diario El Mundo.

Lo único seguro que Napoleón Campos, experto en política internacional, ve en un gobierno de Trump es el impacto severo a grupos migratorios por la promesa de campaña de deportaciones masivas.

“El impacto se verá en el intento del nuevo gobierno en cancelar la extensión del TPS decidido en los últimos días por el gobierno saliente y nuevamente el contingente Soñadores y paremos de contar, pues, el gran impacto será sobre la gran mayoría de salvadoreños sin papeles, con orden de deportación”, expresa Campos.

Sin embargo, el economista Carlos Acevedo advierte que “en Estados Unidos hay pesos y contrapesos” que podrían frenarlo en algún momento. “La implementación práctica puede tener dificultades. Cuando empiecen las redadas creo que eso va a despertar a la opinión pública”, indica.

El economista Rafael Lemus advierte que la política migratoria se inclinará a proteger los empleos más calificados o la situación de seguridad.

¿Roces por la relación con China?

Para el economista Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva salvadoreño, en América Latina sí habrá una competencia entre Estados Unidos y China, y “sí puede generar conflictos para El Salvador”.

Aunque desconoce cómo El Salvador manejará su alianza con China en conjunto con su relación con Estados Unidos, prevé que “no va a querer pelearse ni hacer locuras que desaten la ira de Trump”.

Tampoco cree que El Salvador se haya “volteado hacia China como los países comunistas”, y percibe una “política exterior que responde a un mundo multipolar” manteniendo a la vez fuertes lazos con Estados Unidos y relativamente buenas relaciones con China”.

“Trump y su equipo son antichinos, anticomunistas radicales, el Departamento de Estado se va a llenar de ese tipo de gente, no entienden que el mundo es multipolar, entonces, eso sí puede generar conflictos para El Salvador”.

“Supongamos que Trump les dice nada de China. Ahí vamos a tener problemas. ¿Aceptará El Salvador que Trump o la política exterior de EEUU le diga nada con China?, no sé, realmente”.
Carlos Acevedo, economista.


Por su parte, Rafael Lemus no cree que Estados Unidos se oponga a las inversiones chinas en países como El Salvador pero sí cree que le preocuparía la influencia china en áreas que afecten la seguridad, como las tecnologías o manejo de puertos. Por ahora, no ve compromisos fuertes del gobierno de El Salvador hacia China más allá de las donaciones chinas como la Biblioteca Nacional de El Salvador (Binaes) y el Estadio Nacional El Salvador, aún no construido.

“Acá no lo veo tan fuerte, no hay algo que por el momento esté revelado, exceptuando el Golfo de Fonseca, que ahí sí hay inversiones chinas y hay un temor de que eso se convierta en plataformas de infraestructura portuaria de exclusividad china”.

“Pero eso en El Salvador no existe, entonces, no veo ese riesgo. Donde sí se puede preocupar es que estén haciendo inversiones en el Golfo de Fonseca o tener la exclusividad del Puerto”. Rafael Lemus, economista.


La cercanía con China de El Salvador podría ser, según el especialista Napoleón Campos, un “freno mayúsculo” para cualquier amistad entre Estados Unidos y El Salvador en la segunda era Trump.

Para Campos, los “compromisos de Bukele con el Partido Comunista chino están a la vista de todos”. Dijo conocer que la Ley de energía nuclear y la Ley de la minería metálica en El Salvador “tienen al Partido Comunista de China como destinatario principal” específicamente a filiales empresariales que operan en Nicaragua. Incluso, le parece que el intento de Bukele por “aparecer apoyando a la oposición venezolana” pueda deberse a los posibles “compromisos” de China con Nicolás Maduro para sostenerlo en el poder de Venezuela.

“No en balde, en julio pasado, le dijo a Bukele ‘fascista y corrupto, nosotros no queremos relacionarnos con un delincuente como tú, que solo buscó a Venezuela para intentar enriquecerse con nuestro petróleo” (citando las palabras de Yván Gil, ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela). Napoleón Campos, experto en política internacional.

Proteccionismo económico: “boomerang”

La política económica proteccionista mostrada por Trump podría tener efectos negativos no solo en El Salvador sino en el mundo según los analistas consultados.

Para Carlos Acevedo, esta política desatará un escenario global de menor comercio y menos crecimiento económico, y de mayores tensiones que afectarían a todos los países, incluso a Estados Unidos, un efecto “boomerang”.

“La política comercial proteccionista relacionada con el MAGA (Make America Great Again) ha sido una constante, la vez pasada subió aranceles”, advierte.

El economista explica que el mejor ejemplo ocurrió con Iphone: “Le pone aranceles a los productos chinos, la mayor parte se producía en China pero el mayor mercado era EE.UU., entonces, ¿a quién le metió la estaca?, a los consumidores norteamericanos”.

Según Rafael Lemus, en este escenario países como El Salvador estaría importando “un poco de inflación” al importar de Estados Unidos esos productos con nuevos aranceles. Además, cree que también los anunciados incentivos a las inversiones en EE.UU. le restará atractivos de inversión a otros países.

¿Una relación amistosa, transaccional o unilateral?

No creen que la amistad de Nayib Bukele con un grupo cercano a Trump pueda hacer una diferencia importante para El Salvador. “¿Hasta qué punto podría gente como Marco Rubio abogar por El Salvador? No creo que la ‘amistad’ con El Salvador llegue a ese punto”, dice Acevedo.

Para Campos, con Estados Unidos no habrá una política “transaccional” sino solo “amenazas unilaterales” y “expansionistas”, algo que considera transgrede el respeto a las integridades territoriales de los Estados que exige la Carta de las Naciones Unidas.

“En pocas palabras, desde la Administración Trump para países fuera de su principal foco de atención no habrá ‘monedas de cambio”. Una expectativa de entendimiento no parece tener asidero real, salvo que en un capricho y arrebato el propio Trump así lo establezca.
Napoleón Campos, especialista en política internacional.


Desde El Salvador, Campos ve dos grupos: unos que demandan combatir la corrupción relacionada por ejemplo al boicot contra la extradición de cabecillas de la MS-13 solicitados por jueces federales de EE.UU. y fondos estatales que deberían dirigirse a la población; y otro que “confía que tendrán en Trump un aliado”.

“No hay doctrina, no hay ideología, sino improvisación, instinto, capricho, es decir, una política exterior personalista a la medida del nuevo jefe de Estado aún más marcada que la ejercida en su primera administración”, dice. Ambos utilizan como ejemplo la referencia de Trump sobre Bukele cuando aseveró que le envía criminales de la MS-13 a Estados Unidos.

Para Campos, la relación con Estados Unidos para un país como El Salvador será “en gran parte” un juego de "ruleta" de casino, algo que también lo cree Carlos Acevedo. Sin embargo, Rafael Lemus no lo cree, ya que percibe una agenda básica clara en términos económicos y migratorios.

“Donde sí puede haber eso (ruleta) es la conducta que él tiene que de repente le deja ir batazos a alguien pero ese es un manejo mediático que él acostumbra para tener popularidad, para ser estridente. En la conducción hay ejes bien básicos, un poco más de libertad, reducir la parte regulatoria, proteger actividades, un enfoque bien particular, de empujar un capitalismo un poco híbrido, con ideas del siglo pasado, cortando lo que se avanzó de globalización y volviendo a un esquema más de regionalismo”.