El académico e investigador de la Universidad Francisco Gavidia, Óscar Picardo, cree que la población salvadoreña sigue estando dividida entre quienes participan con entusiasmo en las elecciones y quienes no participan por apatía, rechazo o por comodidad. Sostiene que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) “ha retrocedido 30 o 40 años”, y señala como retos del próximo gobierno la sostenibilidad de la situación de seguridad y la economía, porque, explica, el modelo Bukele requiere de mucha liquidez.

Hubo 52 % de participación electoral, pero un aumento sensible de los votos para Nayib Bukele.
Yo sinceramente al Tribunal cada vez le creería menos, por todo lo que sucedió. No dudo de la cantidad de votos de Bukele, lo hemos tipificado como un fenómeno de culto, de satisfacción vicariante. El abstencionismo, la apatía, el rechazo, sigue siendo alto, lo único que cambió fue la diáspora, que se le atendió más y se le dio todas las herramientas para que votaran.

Pero sí tenemos la población dividida en dos bloques, los que están con entusiasmo participando, de los cuales más de la mitad están apoyando al presidente; pero hay un sector que no participa y eso puede tener diversas interpretaciones: apatía, rechazo a la clase política o simplemente comodidad, ‘si voy o no, las cosas no van a cambiar’ y creo que eso afecta la calidad democrática.

¿Qué confianza le dan los resultados presidenciales y legislativos?
Yo creo que el Tribunal ha retrocedido 30 o 40 años, hubo campaña adelantada, delitos, violación de los Códigos y el Tribunal no dijo nada. En las encuestas, la confianza que predominaba era poca o nada, solo 30 % confiaba en el Tribunal. Afecta no solo la imagen del propio Tribunal sino al hecho electoral mismo. Más allá de que se caiga el sistema, debería haber un respaldo documental, pero vimos actas que parecían de los años 60, así a mano, mal hechas, sin firmas. Un hecho innegable es que el presidente Bukele tiene una gran popularidad, que iba a ganar las elecciones con un gran margen, pero eso se tiene que respaldar en una metodología.

El presidente aseguró que es la primera vez que hay una participación histórica, ¿es cierto?
No es real. Fue más tajante, dijo que antes no había democracia y ahora hay, la pregunta es cómo llegó al poder. Desde el 94 para acá, todas las elecciones fueron impecables. Estas no fueron impecables. Ha habido una democracia imperfecta, mejorable, con vicios ideológicos, campañas de cachuchas y llaveros, clase política corrupta, pero sí había democracia y no ha habido el desparpajo que ha habido en esta elección.

¿Qué futuro tienen los partidos de Vamos y Nuestro Tiempo?
Vamos y Nuestro Tiempo es como la generación de relevo, es en los únicos partidos en donde vemos una caracterización del político que podría competir en el futuro inmediato con el presidente actual. Por el contrario, en Arena, FMLN, PDC, PCN, vemos una clase política que generacionalmente no corresponde a la realidad. Son partidos pequeños, aquí no han tenido buena suerte, por muchos años tuvimos un CD, pero nunca la ciudadanía le dio el respaldo y ahora se repite la historia. Pero tienen el desafío de repensarse, si no desaparecen en esta elección.

¿Qué desafíos ve para Arena y FMLN que, a pesar de la carga negativa, todavía tienen votos?
Ellos tienen que revisar su equipaje político, ideológico, administrativo, territorial, replantearse algunas cosas, caracterizar a sus oponentes políticos. Tienen que revisarse, hacer un ejercicio de análisis, de sus planteamientos ideológicos, sin dejar sus principios éticos, adaptarse al tema digital y presentarle a la gente soluciones a sus problemas, que no se queden en el discurso eminentemente político electoral.

¿Se debió haber unido la oposición?
Yo creo que ni tuvieron que haber participado. Eso fue un debate. En unas condiciones tan desiguales y tan asimétricas, no era de participar, creo que cometieron un error y así les fue. Yo destacaría en esta campaña el rol de Claudia Ortiz, fue una política que estuvo en la palestra, fuera de ella, lo demás fue poco relevante.

¿Cuáles son los desafíos de Bukele en el próximo gobierno?
Uno, la sostenibilidad del tema de seguridad, en esta acción de seguridad, que ellos le llaman Plan de Control Territorial, no han atacado las causas, ¿de dónde venían los pandilleros?, de la deserción escolar, del tercer ciclo, de la falta de oportunidades y eso está intacto. Yo creo que ese flujo de jóvenes sin oportunidades van a seguir evolucionando hacia otros sistemas perversos y, si eso no lo resuelven, van a seguir capturando y capturando.

Y el reto económico, el país tiene un endeudamiento alto, poca inversión extranjera, el crecimiento es modesto, el costo de la vida se está elevando y la gente cree que el presidente va a resolver eso. Entonces, si no resuelve eso, puede haber una crisis. La falta de liquidez puede llevar al gobierno a tokenizar la economía, quizás es de los pocos caminos que le quedan. El modelo Bukele es un modelo que requiere un flujo de efectivo muy alto para sostener esa tensión entre él y la gente.

¿Cuáles son los escenarios posibles en la Asamblea Legislativa?
Me da la impresión que, con los casos en la campaña que mencioné, podríamos estar viendo menos diputados de los que pronosticamos con las encuestas. En el caso nuestro fueron 57 pero mi intuición me dice que pueden andar entre 45 y 50, por lo que hemos visto en esas muestras pequeñas de actas, mucha gente votó por el presidente Bukele, si había 300 votos, por la Asamblea había 150 o 160, la mitad de votos que tenía el presidente, creo que eso lo vi en muchas fotos. Creo que el caso de Focos indignó mucho a la población, el maltrato que le dio Ernesto Castro a Claudia Ortiz en el caso Cofoa, también creo que son pequeños detalles que suman votos en contra.

¿Cuál debe ser desafío de la Asamblea para el próximo periodo?
Por lo menos disimular un poco, yo no creo que cambie la dinámica, todo está centrado en la figura del presidente, en la Asamblea no creo que haya mayor debate ni crítica, el que se atreve a criticar al presidente tiene muerte civil y política. Pero quizás disimular un poco que discuten o cambian algo.

¿Cree que continuarán aprobando el régimen de excepción?
Creo que sí porque es una herramienta que trasciende a otros ámbitos, disciplina a la sociedad, los maestros, los médicos, cualquier otra persona que se quiera salir del renglón le pueden aplicar el estado de excepción. Creo que no solo tiene un fin en seguridad sino en el tema de disciplinamiento político.

¿Esto desgasta los derechos civiles?
Sí, se va a ir desgastando. La gente ahora está contenta, con la seguridad, eso es indiscutible, el país está cambiado, más tranquilo, pero, de mantener esto, es algo que afecta a la imagen, una democracia tiene pesos y contrapesos, los ciudadanos viven en el imperio de la ley y, si eso no es así, los inversores extranjeros no se van a arriesgar. Los inversores valoran también el Estado de Derecho y el imperio de la ley, que no me cambien las reglas, que no sucedan cosas inesperadas.

¿Qué tanto le influye al salvadoreño el tema de la reelección?
La reelección abrió la puerta para otra dimensión, de poder hacer otras cosas que no se deberían hacer. Caso típico, el de las encuestas, que es un delito electoral, se presentó y punto, ¿y quién dice que no? Pero valoremos, la encuesta de hogares nos dice que tenemos siete grados de escolaridad, entonces, la gente no entiende de derecho constitucional, ni de macroeconomía, la gente lo que quiere es tener comida, tener seguridad, tener lo mínimo indispensable. Los debates de macroeconomía y derecho constitucional son para una élite. Cuando vemos esa pirámide socioeducativa una gran mayoría están ahí, que son los que votan. Y los que están preocupados por la reelección, endeudamiento y la inversión extranjera, es una minoría, quizás ni el 5 o 10 %, eso se nota en las encuestas.

El perfil

Óscar Picardo, investigador

Cargo: Director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Catedrático univesitario.

Estudios: Licenciatura en filosofía Universidad de Valencia, maestría en educación University of Lousville, posgrado en finanzas educativas en Harvard, maestría y doctorado en sociedad de información, Universidad Oberta de Catalunya.