El líder opositor nicaragüense Félix Maradiaga Blandón pasó 611 días como preso político de la dictadura de Daniel Ortega. Era uno de los siete precandidatos presidenciales encarcelados por Ortega para impedir su participación en las elecciones en que se auto reelegió junto a su esposa, Rosario Murillo, en noviembre de 2021. Maradiaga estuvo aislado totalmente de todo contacto exterior por 84 días. Es uno de los 222 presos políticos liberados y desterrados a Estados Unidos, luego despojados de su nacionalidad por la dictadura nicaragüense y sus bienes han sido confiscados. Esta entrevista con Diario El Mundo se realizó a tres semanas de su liberación, desde Estados Unidos donde Maradiaga está exiliado, y en ella habla de su visión sobre Nicaragua y su futuro, de lo dura que fue la prisión y su reencuentro con su familia.

Felix, han pasado tres semanas desde que fuiste liberado junto a otras 221 personas, ¿cómo ha sido este tiempo de reencuentro con el mundo, con tu familia y con los amigos?
Solamente puedo describir este proceso como un milagro, la parte más difícil del encarcelamiento es la forma en la cual de una manera inhumana, fuimos privados del contacto con la familia. Mi esposa trató por todos los medios y hacerme llegar una Biblia, de hacerme llegar una fotografía de mi hija Alejandra que me llegara una carta y no le fue permitido, así que durante 19 meses no tuve ni siquiera la oportunidad de escuchar la voz de mi hija que además de eso no la había podido ver antes de mi arresto por un año, porque cuando yo regresé a Nicaragua en el año 2019 tan pronto regresé al país después de un periodo corto de exilio, se me prohibió salir de Nicaragua así que yo tenía tres años de no ver a mi hija, dos años en la cárcel más un año que tenía de estar en Nicaragua.

Hemos tratado en estos días de pasar tiempo en familia, de sanar naturalmente las heridas emocionales que puede dejar este proceso, pero estoy muy agradecido con Dios y con la vida.

¿Cuál fue la parte más dura de pasar encarcelado todo este tiempo? ¿Hubo golpes, hubo torturas?
Naturalmente hay una parte dura en cuanto a la presión física a la que es sometido el cuerpo humano, nuestros sentidos, no estamos como personas diseñados para ese nivel de aislamiento, sin embargo, la parte más dura fue la separación con la familia, la parte más dura fue el inicio de los 84 días en que estuve totalmente privado de cualquier contacto con el mundo exterior, es decir de los 611 días que yo estuve preso en la cárcel de Chipote, esos primeros 84 días no tuve ningún acceso a información de lo que pasaba fuera, en el día 85 recibí la rápida visita de una familiar que me pudo poner al tanto de que mi familia estaba bien, de que mi esposa y mi hija están en buen resguardo y de qué habían habido capturas a muchos otros líderes de la oposición, si yo no estaba ni siquiera claro, cuántas personas estaban en otras cárceles y en la cárcel el Chipote.

Por otro lado, debo decir que las condiciones en el Chipote (la cárcel donde mantuvieron a la mayoría de presos políticos) son terribles, son inhumanas, hay una privación de la luz solar de forma permanente casi en penumbras, las 24 horas del día, no hay ningún acceso a lectura, el aislamiento es bastante extremo, no hay socialización en la alimentación fue bastante deficiente durante los primeros meses del primer año.

Fue muy difícil debo decir que después de una gran campaña de presión internacional notamos dentro de la prisión que las condiciones habían cambiado, en lo que se refería específicamente a la comida, y eso claramente nos daba a nosotros la indicación o por lo menos la intuición de que la presión que estaban haciendo personas como mi esposa Berta Valle, la esposa de otro preso político, Vicky Cárdenas, ellas dos juntas recorrieron el mundo de forma incansable para alzar la alerta y esa alerta que lanzaron creo que junto a otros familiares de presos políticos generó ciertas condiciones de mejora, pero el primer año fue muy difícil.

Una imagen de cuando Mariadaga era preso político. / DEM
Una imagen de cuando Mariadaga era preso político. / DEM



Ahora la pregunta que mucha gente se está haciendo ¿Que viene para Nicaragua, cuál es la salida de esta situación tan tan oprobiosa? ¿cómo se sale de una dictadura tan terrible?
Yo creo que la primera lección aprendida es que ninguna dictadura puede ser derrotada hacia una plena unidad de la oposición, cuando hemos visto proceso dictatoriales tan extremos alrededor de la historia, es fundamental reconocer de qué se requiere una oposición unificada en lo estratégico, aunque existan como es natural distintas perspectivas que son normales en una oposición multicolor, sin embargo, en lo fundamental, en esencial debemos estar unificados esa es una tarea pendiente, que creo que avanzó de forma importante, pero no lo suficiente.

Por ejemplo Ortega nos echó presos a todos los candidatos presidenciales porque sabía que inevitablemente avanzábamos hacia una candidatura única, nosotros como precandidatos habíamos firmado un documento en febrero del año 2021 en el cual voluntariamente nos poníamos o nos comprometíamos a apoyar un candidato o candidata único, cuando Ortega vio de que no podía frenarnos en ese intento de unidad, bueno echó presos a todos.

Sin embargo, ahora que no hay una candidatura electoral de por medio la labor de la unidad es mucho más importante, es mucho más estratégica y esto me lleva un segundo punto que es el hecho de que no considero que se puede pensar en procesos electorales en Nicaragua mientras Ortega esté en el poder.


Nosotros como precandidatos asumimos ese reto porque era un compromiso con la comunidad internacional y aunque algunos de ellos, entre ellos mi organización cómo era la Unidad Nacional Azul y Blanco sabíamos que las elecciones no se iban a dar y mucho menos iban a dar las condiciones fundamentales, teníamos que quemar esa etapa en otras palabras nos sometimos a un proceso electoral bajo las reglas de Ortega para desenmascararlo, nos sometimos a ese proceso electoral como una forma de arrinconarlo y nos sometimos a ese proceso electoral para restarle o quitarle cualquier posibilidad de usar como excusa que la oposición no estaba dispuesta a enfrentarlo en las urnas.

Sin embargo, la careta se le cayó y quedó claro de que Ortega no puede ganar ninguna elección porque no tiene ninguna legitimidad ni apoyo popular, no obstante no podemos repetir esa estrategias del pasado y creo que ahora hay que pasar a una etapa de mayor presión internacional, de aislamiento internacional no solamente de parte de Estados Unidos, sino la parte más difícil es sumar a los gobiernos centroamericanos que con excepción de Costa Rica todavía creo que podrían hacer mucho más.


No pretendo tener las respuestas, yo vengo saliendo de un proceso muy difícil, en lo personal todavía necesito conversar con mucha gente, necesito escuchar los consejos de quienes han estado asumiendo el liderazgo durante nuestro secuestro, pero esas son algunas ideas muy generales que te puedo compartir.


¿Qué esperas de la comunidad internacional en esta circunstancias? ¿crees que van a ver más presión va a ver el van a buscar algún acuerdo político por la salida de Ortega?
Yo creo que Ortega está más aislado que nunca, se quedó sin amigos, aún de algunos gobiernos latinoamericanos que en el 2018 después de las protestas masivas todavía tenían ciertas reservas de pronunciarse en contra del régimen, hoy sí lo tienen claro y Ortega se ha quedado completamente aislado, ese es un punto.

El segundo es de que todavía hay mecanismos de presión a la billetera de Ortega, mecanismos de presión focalizados que de manera muy puntual puedan ejercer esa presión diplomática, pero sobre todo económica a las fuentes de financiamiento del régimen, a las fuentes de financiamiento de sus mecanismos de represión, como es concretamente la Policía y el Ejército y sus órganos de inteligencia.

Es muy difícil poder estar en detalle de manera pública y abierta por razones muy obvias, pero todavía hay mucho que se puede hacer, decir, Ortega todavía tiene acceso a financiamiento para su aparato represivo naturalmente que tener cuidado en no tocar aquellas fuentes de apoyo económico que están enfocadas en la mitigación de la pobreza y en las necesidades de los de los más pobres, pero hay muchas cosas que se pueden hacer todavía para golpear de forma específica los intereses financieros de Ortega y sus allegados más cercanos.

Imagen del reencuentro con su esposa y su hija. / DEM
Imagen del reencuentro con su esposa y su hija. / DEM



Cuando todos ustedes estaban en la cárcel, el sentir de muchos nicaragüenses, era que se había perdido la esperanza, un sentir de resignación ante la dictadura ¿Crees que se ha renovado la esperanza de un cambio en Nicaragua con su salida?
Yo creo que sí, definitivamente nuestra salida no es porque Ortega, los dictadores no liberan presos políticos porque lo desean hacerlo sino porque se les doble el brazo y esto ha sido una derrota para Ortega que él ha querido presentar como una victoria y precisamente para poder mostrarse muy duro entre su base ha empezado a expropiar a personas de la oposición e incluso despojarnos de nuestra nacionalidad, aunque eso es un acto ilegítimo.

Esto es una prueba de sus necesidad desesperada de quererse mostrar fuerte ante una base política que cada vez más sabe de que se quedó aislado, de que no tiene ningún tipo de apoyo nacional y que incluso a nivel interno está teniendo mucho desafecto.

Yo creo que es importante prestarle atención a esas expresiones de descontento interno que hay dentro del propio sandinismo.

Te he escuchado decir que Ortega debe ser visto como parte del sistema de regímenes autoritarios que encabeza en Rusia y China ¿Crees que esos regímenes van a apoyar a Ortega hasta el final o solo lo utilizan?
Efectivamente he venido sosteniendo desde hace muchos años que Ortega es parte del ecosistema de dictadores, no es algo nuevo, lo he venido incluso publicando mucho antes cuando Ortega se acercó a Irán e Irán no le dio ningún resultado y procedió a hacerlo con China después con Rusia, lo delicado es esto es que si bien es cierto estos regímenes no se convierten, me refiero a China, me refiero a Rusia, a Irán, a Cuba en menor grado Venezuela, porque Venezuela creo que es un tema aparte, no se han convertido en fuentes de financiamiento directas porque están quebrados, concretamente el caso de Rusia y el caso de Irán pero sí se han convertido en regímenes que pueden utilizar al régimen de Ortega como una plataforma de inteligencia, como una plataforma de operación de cara a su principal interés que es Estados Unidos.

Decía que Venezuela es una diferencia, porque Venezuela en algún momento se convirtió en la principal fuente de financiamiento de el régimen de Ortega, si ha habido claramente con el caso venezolano un flujo de dinero que ha enriquecido inmensamente a la familia Ortega, no obstante sea Venezuela, o sea Rusia, o sea China esto no tiene ningún impacto real para la vida y el bienestar de los nicaragüenses, pero si tiene un enorme peligro en el fortalecimiento de los mecanismos de represión del régimen.

Mi labor desde hace años como académico y ahora como activista es alertar al mundo de que el hecho de tener un régimen como el de Ortega en Centroamérica tan cercano a Estados Unidos es un peligro geopolítico real.