Sumado a la parcialidad de las instituciones, Bullock ve la reelección como la caída de uno de los contrapesos que quedaban en El Salvador por lo que considera que “la democracia está en riesgo” y cree que ahora el espacio cívico es el único contrapeso que existe. Dice que en la historia salvadoreña quienes han buscado la reelección terminan siendo dictaduras e imponen estados de excepción..
¿Cuál es el ambiente que está viviendo Cristosal en la actual realidad política?
Como muchas organizaciones hemos estado experimentando una serie de acciones arbitrarias que nos obstaculizan la operatividad de la organización, procesos administrativos de Hacienda, en lo cual nos quitaron la excepción de impuestos tanto como procesos largos y engorrosos en Gobernación. La lectura que le damos, por lo arbitrario de los argumentos de las observaciones que han hecho, es que están tratando de hostigar, de hacer difícil ejercer nuestro mandato de defensa de derechos humanos. Ahora hablar, proponer, denunciar hacer solicitudes incómodas tienen consecuencias, ya sea los ataques en las redes o el hostigamiento administrativo, o incluso a nivel de comunidades las personas que hacen denuncias o propuestas sufren a veces capturas arbitrarias como represalias.
¿Ha cambiado Cristosal alguna política de trabajo a raíz del comportamiento del gobierno?
No, no necesariamente. Nuestro compromiso es la defensa de derechos humanos, el acompañamiento a víctimas de las violencias contra los derechos humanos y no hemos bajado eso. Nuestros procesos administrativos financieros son sumamente transparentes que han sido y son auditados por siete auditores externos al año; no tenemos ningún problema a nivel administrativo.
Esa etiqueta es parte de una estrategia de estigmatizar, deshumanizar, criminalizar a las personas que piensan diferente al gobierno o el partido oficial y eso es también un indicador de cierre de espacios, de cierre de las libertades”.
¿Cómo ve la campaña y el hecho de que Cristosal sea ubicada como una organización opositora?
Yo creo que esa etiqueta es parte de una estrategia de estigmatizar, deshumanizar, criminalizar a todas las personas que piensan diferente al gobierno o el partido oficial y eso es también un indicador de cierre de espacios, de cierre de las libertades de expresión, de asociación. Nosotros rechazamos que nos traten de politizar, hemos denunciado a los gobiernos anteriores por el abandono de víctimas, usted sabe que Cristosal tiene más de una década de estar acompañando a miles de personas víctimas de la pandillas; nuestra defensa de derechos humanos no comienza hoy, sino que tiene una larga trayectoria.
Ustedes dicen que hay obstáculos de derechos a las libertades y a la asociación en el país. ¿qué nivel de democracia está viviendo El Salvador?
Eso es una muy buena pregunta. El espacio cívico es un pilar de la democracia y con la el colapso de la independencia de muchas de las instituciones democráticas, por ejemplo, del ramo de Justicia o la Asamblea Legislativa o incluso otras instituciones, como la PDDH (Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos), como la Fiscalía de la General de la República, no tienen la independencia, la población no encuentra respuestas de protección cuando lo buscan, entonces, lo que queda es la asociación, la organización de la gente, para buscar apoyo y generar respuestas.
La democracia no es solamente la elección de la mayoría, sino un sistema de pesos y contrapesos, es decir, la democracia son límites al poder y lo que se ha venido desmantelando son las instituciones que generan límites, la reelección es uno”.
¿Qué calidad de democracia ve en El Salvador?
Sí, yo creo que se puede decir que la prohibición a la reelección era uno de los contrapesos al poder ejecutivo, de los últimos que quedan vigentes y, ahora, con el intento de reelección, la democracia está en riesgo.
Si la reelección se consuma, ¿El Salvador dejaría de vivir en democracia? ¿El gobierno define la democracia como que la mayoría decide la reelección pero existe algo más?
Sí, recordemos que la democracia no es solamente la elección de la mayoría, sino un sistema de pesos y contrapesos, es decir, la democracia son límites al poder y lo que se ha venido desmantelando en El Salvador son precisamente todas las instituciones que generan límites al poder; la reelección es uno de estos límites. El Salvador tiene una Constitución que establece un Ejecutivo muy fuerte y la prohibición absoluta a la reelección inmediata es precisamente un contrapeso al Poder Ejecutivo y, cuando se elimina eso, entonces, ya son pocos los contrapesos que existen, yo diría que el espacio cívico es el único.
Creo que se puede decir que la prohibición a la reelección era uno de los contrapesos al poder ejecutivo, de los últimos que quedan vigentes y, ahora, con el intento de reelección, la democracia está en riesgo”.
¿Pero la resolución de la Sala dice solo una vez (se permitirá la reelección inmediata)?
No hay una resolución de la Sala, lo que hay es un auto de un caso presentado por un ciudadano contra una persona que promovía la reelección. La Constitución tiene seis artículos que dicen claramente que la reelección inmediata es prohibida y, desde una perspectiva de derechos humanos, es muy importante la perspectiva histórica, de dónde viene ese prohibición constitucional, porque en el pasado quienes han buscado la reelección terminan siendo dictaduras y estas dictaduras durante su gestión imponen estados de excepción, entonces, reelección, estados de excepción, son modelos autoritarios que ya se conocen en la historia salvadoreña.