Foto de El Tiempo.


Una escultura que mide más de dos metros de altura resguarda con sigilo las puertas del emblemático templo de Cristo Rey en Pasto, Colombia. Historiadores aseguran que llegó a la iglesia a mitad del siglo XX, y a pesar del tiempo, la imagen guarda un mito que ya es parte de la cultura popular de ese país.

Desde lejos, la escultura en el atrio del templo Cristo Rey en Pasto parece otra imagen religiosa digna de admirar, pero de cerca todo cambia, pues, según historiadores se convierte en lo que sería una imagen a escala de Vladimir Ilyich Lenin, el líder comunista ruso que cambió la historia del mundo.

Pero, ¿Cómo surgió este mito?

Según el diario El Tiempo, el historiador pastuso Enrique Herrera relata que, en 1959, tras el triunfo de la revolución de los Castro en Cuba, el comandante Fidel habría pedido al escultor ecuatoriano Eloy Campos que le hiciera una estatua del político que dirigió la edificación del primer Estado socialista del mundo.

“Del escultor se dice que era miembro del partido comunista ecuatoriano que se fundó en 1926 y que tras terminar la efigie de Lenin la mantenía oculta porque en aquel tiempo los que apoyaban esa ideología eran perseguidos en ese país”, comenta Herrera.

La versión de otros investigadores de la región también señala que el negocio de Campos con los Castro no se concretó y que este decidió enterrarla debajo de su casa para evitar cualquier suspicacia de las conservadoras autoridades de la época.

En aquel momento el escultor ecuatoriano -del que no se ha corroborado que perteneciera al partido comunista- ya era reconocido por haber esculpido en piedra las efigies de los discípulos de Cristo que se encuentran en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Cuenca, hoy declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

“Años después, -continúa Herrera- los jesuitas de Pasto llegaron a la casa de Campos y le pidieron que construyera una estatua de San Ignacio Loyola, el militar que fundó en el siglo XVI la Comunidad de Jesús. Cuando el escultor se dio cuenta del parecido entre Lenin y el santo, decidió entregarle la escultura esa comunidad religiosa. Les metió gato por liebre”, afirma.

El mito ha provocado que cada año cientos de turistas visiten la iglesia con el único objetivo de ver la estatua del expresidente ruso que se “infiltró” en las calles de la religiosa y conservadora capital nariñense.

¿Qué dicen los expertos?

Expertos de la Academia Nariñense de Historia consultados por El Tiempo señalaron que todo se trataría de “una especulación”, un relato urbano que habría surgido en los años setenta cuando alguien se percató de que la estatua se parecía mucho a uno de los líderes de la ya desaparecida Unión Soviética.

Tras investigar a profundidad se pudo constatar que la obra fue esculpida por Campos en 1948, once años antes de que ocurriera la Revolución Cubana, por lo que Fidel Castro no pudo pedir la escultura, ya que a penas comenzaba su carrera política y era miembro de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de Cuba.

De acuerdo al medio, la leyenda se volvió tan popular, que en varias ocasiones la comunidad de jesuitas de la ciudad ha tenido que salir a negar estas versiones y ratificar que la escultura sí corresponde al ‘milagroso’ San Inagcio de Loyola. Eso sí, no niegan que el parecido entre las dos figuras históricas es sorprendente.