Esta asistencia gravitacional ocurrió a mitad del recorrido de la nave espacial no tripulada OSIRIS-REx, que tiene como objetivo recolectar una muestra del asteroide en 2018 y traerlo a la Tierra para su estudio en 2023.
Los científicos creen que Bennu ha cambiado poco desde su formación y que el cuerpo cósmico, rico en carbono, podría revelar información valiosa sobre el estado del sistema solar y de la Tierra hace miles de millones de años.
El impulso del viernes es "una manera inteligente de mover la nave hacia la órbita de Bennu usando la gravedad de la Tierra en lugar de usar combustible", explicó Dante Lauretta, de la Universidad de Arizona en Tucson y que trabaja en OSIRIS-REx. La operación ocurrió 17.000 kilómetros sobre la Antártida.
La Nasa también afirmó haber "tomado precauciones para garantizar la seguridad de la nave durante su vuelo" en un área del espacio donde hay muchos satélites.
OSIRIS-REx debería perder toda comunicación con la Tierra casi una hora durante este vuelo.