El amor más grande que puede existir es el de los padres a sus hijos y eso queda demostrado con esta historia. Briar, una pequeña de 10 años, padece -desde su nacimiento- una enfermedad llamada síndrome de Goldenhar, condición por la cual ha sido sometida a 21 cirugías.

La niña tiene implantado un catéter cerebral, que le ayuda a drenar el exceso de fluído en el cerebro. En un gesto de amor, su padre, Gareth Hickenbottom-Marriot, se tatuó un catéter en su cabeza, para solidarizarse con su hija y mostrarle cómo se ve lo que ella tiene dentro.

"Pensé que sería bueno para Briar ver qué tiene en su cabeza", señaló Hickenbottom-Marriott.

El padre logró su objetivo. "'El me hizo feliz, me hizo comprender el tatuaje. Ya no me siento sola", dijo la niña

El caso ocurrió en Walsall, Inglaterra, según publica la BBC Mundo.