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Una extraña inversión del movimiento del suelo precedió a dos de los terremotos más grandes de la historia, según un nuevo estudio dirigido por Jonathan Bedford, del GFZ German Research Center for Geosciences, y publicado en la revista 'Nature'.

Junto con un equipo diverso de geocientíficos del GFZ y la Universidad Libre de Berlín, junto a investigadores de Chile y Estados Unidos, estudió las señales registradas en Chile y Japón que capturaban el movimiento de las estaciones GNSS antes del gran terremoto de Maule en 2010 (magnitud 8,8) y el terremoto de Tohoku-oki en 2011 (magnitud 9) que condujo a un devastador tsunami y al colapso nuclear de Fukushima.

Utilizando análisis geodésicos de última generación, el equipo informa de una vasta región de la superficie de la Tierra, a escala de 1.000 kilómetros, cercana al límite de la placa, que alterna su sentido del movimiento durante un período de varios meses que conduce directamente a ambos terremotos.

Ambos eventos ocurrieron en el borde del Pacífico donde las placas oceánicas se sumergen bajo la corteza continental en un proceso llamado subducción. En Japón, una densa red de estaciones permanentes es rastreada por los sistemas mundiales de navegación por satélite (GNSS) con gran precisión para que los investigadores puedan observar la velocidad y la dirección en que se mueve el suelo. En Chile, la red no es tan densa pero sigue rastreando la mayor parte de la placa continental deformante.

Normalmente, las estaciones en tierra se alejan muy ligeramente de la trinchera de subducción a medida que la corteza continental se comprime y, por lo tanto, se acorta.

Sin embargo, al estudiar la serie temporal de señales GNSS, los investigadores encontraron una inversión de dirección: de repente, las estaciones se movieron hacia la trinchera de subducción, es decir, hacia el océano abierto, y luego volvieron a invertir su dirección nuevamente a su movimiento normal. Muy poco después de esta segunda inversión, el subsuelo se rompió y ocurrieron los grandes terremotos.

Con la ayuda de modelos sencillos y las limitaciones geológicas más conocidas, los autores proponen que estas reversiones capturen períodos de mayor tirón causados por cambios compositivos rápidos y densificantes en la placa oceánica a medida que ésta se subduce. En consecuencia, se sugiere que estos períodos de mayor tirón aceleraron el inevitable fallo en los segmentos menos profundos y atascados por fricción de la zona de subducción.

Jonathan Bedford explica: "Es una suposición común que la subducción más profunda se produce a una velocidad bastante constante entre grandes terremotos. Nuestro estudio muestra que esta suposición es una simplificación excesiva. De hecho, su variabilidad podría ser un factor clave para entender cómo se nuclean los terremotos más grandes".

Queda por ver si se producirán reversiones tan fuertes antes del próximo gran terremoto, pero lo que queda claro de este estudio es que las zonas de subducción son mucho más dinámicas en la escala de tiempo observable de lo que se pensaba anteriormente.