Con el campeonato nacional lejos de su alcance, las prioridades del curso se centran ahora en la Liga de Campeones, donde en los octavos de final tiene un cruce eléctrico contra otro de los favoritos, el París Saint-Germain de Neymar, Edinson Cavani y Kylian Mbappé.
Nunca desde el nombramiento de Zinedine Zidane como entrenador del primer equipo, en enero de 2016, el Real Madrid había perdido por tres goles de diferente. La resaca del clásico es complicada para el técnico francés, expuesto de repente a las críticas, pese a haber ganado ocho trofeos de diez posibles desde que tomó las riendas del equipo.
En el Real Madrid y en el Barça, los clásicos tienen una dimensión especialmente significativa: Rafael Benítez, predecesor de Zidane, había quedado muy debilitado después de una derrota 4-0 ante el equipo catalán en noviembre de 2015.
La derrota del sábado puede dejar huella, pese a que Zidane siga todavía protegido por el aura de los títulos que ha conseguido, especialmente encadenando las Ligas de Campeones de 2016 y 2017.
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, en su tradicional mensaje de Navidad, difundido este domingo, dijo estar “orgulloso” del papel de Zidane durante el año 2017.“Sé que me van a meter hostias, pero no voy a cambiar nunca”, había avisado el entrenador francés el sábado.
Una diferencia importante
En la Liga española, el Barcelona es considerado casi por todos como el probable futuro campeón, por la gran ventaja que ha conseguido en la primera vuelta.
Antes incluso de llegar a la mitad de esta Liga, el Barça (que es primero con 45 puntos) tiene nueve de ventaja sobre el segundo, el Atlético de Madrid, y 11 sobre el Valencia. El Real Madrid, que tiene un partido menos, es cuarto, a 14 puntos de la cabeza. En la historia de la Liga, una ventaja tan amplia a estas alturas del torneo es indicador de un futuro título.