Las dos primeras divisiones del fútbol germano decidieron parar el pasado 13 de marzo y aunque inicialmente tenían previsto intentar volver a principios de abril, la DFL ya había apuntado la semana pasada que recomendaría alargar el parón hasta finales de ese mes.
Las pérdidas en caso de que la Bundesliga no pueda completarse podrían ascender a 800 millones de dólares, lo que amenaza la existencia de los clubes.