“A pesar de las circunstancias, muy feliz y agradecido con Dios, con mi familia que se ingeniaron hacerme feliz en este día con mensajes, publicaciones, incluso me hicieron un video y la verdad sólo muy contento porque se pudo lograr este objetivo y todo más
alegre de lograr este orgullo para mis padres y también darles las gracias a los que me han apoyado desde el inicio en todo”, expresó el jugador nacional luego de haber obtenido el título de universitario.
Mario Alfonso Pacheco inculcó a su hijo Oscar a seguir el estudio y el fútbol en Estados Unidos, pese a que su carrera en las canchas comenzó en las inferiores de FAS entre 2008 a 2016 y fue convocado durante un mes a la selección sub-17 dirigida por el exjugador Rafael Tobar. Una beca de estudios promocionada por la College Cup le brindó al joven futbolista nacional la oportunidad de cambiar de rumbo.
Sin embargo, su adaptación no fue fácil porque, según el padre de Oscar, tuvo un choque de culturas con personas europeas, pese a que manejaba el idioma inglés era tímido, pero eso no le impidió continuar dejando su huella, sobre todo en el equipo de la Universidad de Pikeville donde ha jugado 80 partidos y obtuvo el gafete de capitán en dos años de estancia en el país americano.
https://www.youtube.com/watch?v=iL_gTFD_HFE&feature=youtu.be
Pese a las dificultades, la conexión con el fútbol le ha ayudado a Oscar a seguir adelante y convencer a su estricto entrenador, quien proviene de la marina y le ha dado un régimen de levantarse a las 5:00 de la mañana para evitar que pierda sus clases y entrenamientos. Además, el juego físico en Estados Unidos y su evolución en su posición pasando de carrilero derecho a volante de contención le ha brindado madurez futbolística.
“Yo me puse a ver muchos videos, les pregunté a muchos amigos de El Salvador sobre esa posición y con el tiempo iba mejorando poco a poco, pero lo que nunca me hizo falta fue coraje, ganas y corazón porque, aunque no hiciera un buen movimiento en la posición de volante de contención, como lo hice de carrilero, siempre meto coraje y corazón para cumplir con el cometido”, expresó el jugador salvadoreño.
Esa constancia le permitió a Oscar jugar para la sub-23 del Houston Dynamo en el 2018, sin embargo, no pudo continuar debido al cambio de cuerpo técnico que no contó con él, pero se llevó un buen recuerdo al coincidir con el volante salvadoreño, Darwin Cerén.
“Le pedí consejos y hablamos un rato para ver si nos podíamos reunir después, yo creo que fue algo milagroso y casual porque sin haber una conexión anterior coincidimos un poco, incluso en unos juegos de la selección lo he visto caminando afuera y él saluda y
es una persona muy humilde y un gran jugador”, expuso Pacheco.
Oscar al ver que otras personas le ayudaron para que estudiara y jugara en la Universidad de Pikeville, realizó el mismo gesto solidario con el jugador de la reserva de Santa Tecla, Billy Quiteño, y el futbolista, Andrés Miranda. “Son grandes personas, siempre ayuda con el ambiente a veces en momentos de soledad ya sea el deporte o las amistades pueden ayudarle a uno a sentirse mejor, creo que ha sido una bonita relación que tuvimos con ellos porque yo entré un año antes que ellos y ellos todavía les queda un año más, les ayudo cuando tienen problemas”, dijo.
Para Pacheco el motivo de estudiar Administración de Negocios era poder llevar de la mano tanto el fútbol como la carrera universitaria, sin embargo, ahora, resguardado en su universidad tras la pandemia del COVID-19, sus planes dentro de un año son
conseguir un trabajo, realizar una maestría en negocios y optar por un equipo de fútbol que no le quite la oportunidad de seguir laborando y ganándose la vida.
Con respecto a la selección nacional, Oscar espera algún día poder vestir la camiseta azul y blanco, sin embargo, menciona que se le hace difícil estar en una visoria porque generalmente se realiza en Houston o Miami, ciudades lejos de su lugar de residencia y en un tiempo de clases académicas, sin embargo, su sueño de llegar a FAS y al combinado nacional no lo descarta.
“El FAS sería algo lindo, pero mis planes son quedarme en Estados Unidos y asentarme en algún trabajo, ser ciudadano y en un futuro más lejano, quizás unos cinco o seis años de tener estabilidad, podría plantearme ir a jugar a El Salvador, también sería increíble representar al país y reencontrarme con amigos de la infancia, es un sueño y un objetivo que tengo en mente y primeramente en Dios fuera de mis responsabilidades académicas poder tener la oportunidad en un futuro cercano”, concluyó.