El país donde apareció en diciembre el nuevo coronavirus fue uno de los primeros en suspender su campeonato de fútbol, la Superliga China, desde enero, y ahora es uno de los primeros en planear reiniciarlo, una vez que la pandemia parece allí controlada.
Pero la reanudación choca con muchos problemas, un mal augurio para los grandes campeonatos europeos, parados también, que se preguntan cómo terminar la temporada.
Carrera de obstáculos
Pero el virus que circula todavía no es el único obstáculo en la reanudación del fútbol.
Los chinos ya han reanudado el entrenamiento, pero muchos jugadores y entrenadores extranjeros están todavía en su país.
Y es que incluso los extranjeros que disponen de un visado o de un permiso de residencia no podrán entrar en China.
Varias estrellas de la Superliga, como los brasileños Oscar, Hulk y Paulinho, se encuentran inmersos en una carrera contrarreloj.
Incluso si los clubes más ricos pueden fletar vuelos charters, es probable que mucha gente no podrá volver antes del sábado.
Los que logren volver deberán además pasar un tiempo en cuarentena, retrasando aún más su vuelta a los terrenos.
Y tras una tan larga pausa, muchos jugadores estarán en baja forma física, lo que hace temer dificultades para un campeonato en un calendario apretado.
Otros jugadores se muestran dudosos a la hora de volver, como Cédric Bakambu. Con contrato con el Beijing Guoan, subcampeón chino, el congoleño corre el riesgo de perderse el nacimiento de su segundo hijo si decide volver a China.