Todo iba bien en la “MSN” (Messi, Suárez y Neymar) hasta el miércoles 8 de marzo, día que el Barcelona enfrentó al PSG en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones de la UEFA 2016-17, el equipo azulgrana había caído 4-0 en el 'Parque de los Principes' y necesitaba más de un milagro para poder clasificar a la siguiente instancia.

En el Camp Nou había escepticismo, pero de fondo había fe… y el milagro se cumplió, el Barcelona terminó ganando el partido y la serie con un 6-1 (6-5 en el global). De esos seis goles, Neymar provocó el penal para el tercer gol que hizo efectivo el argentino Lionel Messi, anotó un golazo de tiro libre para el cuarto azulgrana sobre minuto 87, dos minutos más tarde el brasileño anotó un penal polémico que generó el uruguayo Luis Suárez para el 5-1 y el gol del milagro nació en el último suspiro del partido, al minuto 90+5, cuando Neymar asistió de gran manera a Sergi Roberto que cerca del manchón de penal pateó el balón en el aire para poner el definitivo 6-1.

En la celebración del último gol, Lionel Messi acaparó la atención de la prensa al celebrar encima de la valla publicitaria, imagen que dio la vuelta al mundo e hizo parecer al astro argentino como el artífice de la histórica remontada.

Por eso, ese partido... ese miércoles 8 de marzo marcó un punto de quiebre en el vestuario del Barcelona: Neymar comenzó a comprender que no podrá ser el mejor si es eclipsado por Messi en todos los sucesos importantes del Barcelona.

Cinco meses después, el Barcelona está viviendo un verdadero terremoto: la salida de Neymar al PSG por 222 millones de euros, irónicamente, es inminente, a tal punto que la prensa francesa asegura que esa bomba estallará esta semana.

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