Sumergido en aguas a dos grados centígrados, el francés Arthur Guérin-Boëri contiene la respiración y empieza a bucear para iniciar un recorrido de 120 metros bajo una capa de hielo, consiguiendo una distancia récord en tres minutos de apnea.

En el sudeste de Finlandia, el cielo estaba nublado este jueves, pero algunos claros permitían el brillo del hielo que recubre el lago Sonnanen, conocido por ser uno de los más claros del país, con un agua pura.

En el hielo se realizaron ocho hoyos, el de la salida y luego a 20, 40, 60, 80, 100, 110 y finalmente 120 metros. Ese era el objetivo que se había fijado Guérin-Boëri, el apneísta francés que buscaba el récord del mundo a braza y con un mono de baño, en apnea dinámica bajo hielo. Se trata de una apnea para un recorrido horizontal y no buscando profundidad.

Esta disciplina se va estructurando cada vez más y los récords del mundo son ahora competencia de la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS), que actúa a modo de federación internacional y que este año abre el capítulo del registro de los mejores resultados.

Guérin-Boëri, cinco veces campeón mundial de apnea dinámica, siguió este jueves sus hábitos y se preparó desde dos horas antes.



 










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En una sauna situada cerca del lugar, 'almacena' en su cuerpo algo de calor. Después se viste con un abrigo grueso y recorre un centenar de metros a pie para llegar al hoyo de salida. Efectúa algunos ejercicios de apnea durante tres cuartos de hora.

Se sumerge en el agua fría. La temperatura del aire es de seis grados centígrados. Y espera la orden de salida, dada por el juez del CMAS.

Toma una bocanada de aire para "salir lleno como un globo", explica a la AFP, y se mete bajo el hielo unido a un cable, llamado 'línea de vida'.

"Hay miedo, angustia. Es algo que llevo mal pero es un riesgo que tomo conscientemente y para el que me he preparado. Consigo que mi nivel de estrés baje. Y me dejo llevar por algo que es más grande que yo. Es algo bastante místico, pero es necesario cuando buscas este tipo de resultados", relata.

Durante tres minutos se va propulsando metro a metro.
Bajo el hielo te sientes relativamente bien. Hay una luz difusa, muy lunar, es sorprendente. Es bonito", dice.

A los 120 metros sale y toma aire de nuevo. Con la cabeza fuera del agua mira al juez y hace una señal de 'OK' con la mano (dos dedos formando un círculo), como contempla el reglamento.

El juez procede entonces a la validación.

"Me he sentido realmente bien, ha ido bien, mejor de lo que me esperaba, con ganas de respirar muy tarde, ya a cuarenta metros. No tuve frío y disfruté durante este buceo", celebró Guérin-Boëri, que en un año intentará un nuevo récord, pero esa vez con un slip de baño y no con un traje de cuerpo entero.