La Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa) no descarta que la morosidad de las empresas y salvadoreños usuarios de créditos aumente en los próximos meses debido al impacto de la pandemia en la economía.
Raúl Cardenal, presidente de la gremial, explicó que durante el primer semestre del año la calidad de la cartera de préstamos vencidos sobre los créditos brutos (mora) no se había visto impactada debido a que los bancos otorgaron medidas de alivio a sus clientes afectados por la pandemia desde que comenzó la crisis sanitaria en marzo pasado, como refinanciamiento de deuda o prórrogas para pagar los compromisos de tasas de interés de tarjetas de créditos.
Los datos de la gremial destacan que la mora se colocó en 1.58 % a junio pasado. Este porcentaje es incluso inferior al 1.76 % con que cerró 2019 cuando este indicador rompió récord al colocarse en el nivel más bajo de los últimos 20 años.
Sin embargo, Cardenal hizo énfasis en que el panorama puede cambiar para los próximos meses cuando la actividad económica comience a restablecerse y los usuarios de créditos tengan que cumplir sus compromisos ya refinanciados, en un entorno más retador por la caída del empleo, el consumo y demanda nacional e internacional.
“Es difícil decir la situación de la mora hasta que empecemos con la reapertura el próximo lunes 24, que ya las empresas estarán iniciando sus operaciones y allí es cuando mediremos con mayor claridad el comportamiento de la mora. Obviamente que la mora va a aumentar así lo hizo en la crisis anterior (2009), pero no tenemos un dato oficial o claro de cuánto va a ser el incremento”, sostuvo el líder de la gremial.
Un usuario de crédito se encuentra en mora cuando no paga sus cuotas sin que el préstamo llegue a su vencimiento pactado. Según las estadísticas de Abansa, el nivel de morosidad se encontraba en 2.05 % en 2007 y aumentó a 2.79 % en 2008, cuando comenzó la crisis internacional.
Dicha crisis se agudizó en 2009 y eso se reflejó en un aumento de la mora a 3.68 %, y en 2010 se colocó en 3.94 %. Pero en los siguientes años mantuvo una constante a la baja hasta llegar al 1.76 % de 2019, su punto más bajo si se compara desde el 5.42 % que se registraba en 1999.
La gremial también destacó que la pandemia impulsó el uso de mayores transacciones por medios electrónicos con un crecimiento del 27.8 % desde la banca electrónica y 123.5 % a través de UNI.
Sin embargo, en la cantidad de dinero que circuló por estos canales hay una caída -9.3 % para la banca electrónica que “puede relacionarse con la menor actividad por el cierre de la economía ante la pandemia”, destacó Abansa.