El Banco Mundial considera como “alta prioridad” que El Salvador mejore las habilidades de su población (educación) y la institucionalidad para que alcance su crecimiento potencial en la etapa de recuperación tras el choque de la pandemia.
En su nuevo estudio “Desatando el potencial de crecimiento de América Central”, presentado ayer, señala que incrementar la productividad en los seis países que conforman Centroamérica será la principal clave para que se recuperen de la pandemia del covid-19 y avancen hacia un crecimiento y generación de empleo sostenible.
El informe contiene un cóctel de propuestas para cerrar las brechas estructurales en prioridades que cada país debe trabajar según su grado de urgencia como la conectividad, habilidades, institucionalidad (Estados de derecho), acceso a financiamiento en particular para las micro, pequeñas y medianas empresa (mipymes), y las regulaciones labores con participación femenina.
Para El Salvador, según el informe, se cataloga como “prioridad alta” avanzar en las habilidades y la institucionalidad. Por su lado, el multilateral considera como “prioridad media” la conectividad y regulaciones laborales, mientras que destaca en el acceso a financiamiento (ver gráfica).
“A El Salvador no le va bien en términos de instituciones, pero lidera en términos de acceso a financiamiento”, señaló Jorge Thompson Araujo, gerente de Práctica de Macroeconómica del Banco Mundial y parte del equipo investigador, quien enfatizó que “a menos que la región realice cambios, el covid-19 dejará heridas de largo plazo”.
Centroamérica creció, pero no es suficiente
El economista explicó que la región centroamericana alcanzó “cierta estabilidad” desde la década de 1990 hasta el choque de la pandemia del covid-19; sin embargo, ese dinamismo no alcanzó para cerrar la brecha de ingresos por Producto Interno Bruto (PIB) per cápita relativo a Estados Unidos.
“Centroamérica está todavía en niveles similares a los años 50, esto se debe al declive observado en los años 80 producto de la inestabilidad política de la región. Desde principios de los 90, se observa una sostenida recuperación”, señaló el economista.
El desempeño económico de la región en las últimas tres décadas -de 1991 a 2017- fue de una expansión promedio de 4.5 % al año, por encima del resto de América Latina y el Caribe. Esto se logró con “poco” aporte de la productividad, pues la mano de obra representó dos tercios del crecimiento del PIB regional y el capital el resto.
Las huellas de la pandemia
Lamentablemente “la pandemia no ha sido vencida aún”, señaló Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para Latinoamérica y el Caribe, al recordar que el covid-19 dejó una crisis sanitaria, económica y social.
Jaramillo destacó que, según estimaciones del Banco Mundial, la pandemia y los huracanes de Eta e Iota empujaron a 2.5 millones de centroamericanos al umbral de la pobreza. Actualmente, en la región viven 20 millones de personas con ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas, pues la pobreza pasó de 35 % a más del 40 % .
“Para revertir este aumento en la pobreza es fundamental aumentar el nivel de crecimiento de la actividad económica y el empleo. Calculamos que el crecimiento debe acelerarse al 3.5 % y 4 % anual”, señaló Jaramillo.
PROPUESTAS PARA AUMENTAR LA PRODUCTIVIDAD
- INTRARREGIONAL: Reducir costos y barreras al comercio. Los aranceles en Centroamérica representan el 74 %, mientras que el costo de transporte es de $0.17 por tonelada-kilómetro, incluso por arriba del promedio de $0.06 en África.
- EDUCACIÓN: Invertir en capital humano y en infraestructura. En este pilar se sustenta el apoyo al desarrollo de industrias modernas que ocupen trabajadores altamente calificados, como en tecnologías de la información y comunicación.
- INVERSIONES PRIVADAS: Mejorar el entorno empresarial. Se necesitan grandes proyectos de inversión, pero en reglas claras y con un sistema capaz de fiscalizar y hacer alianzas con el sector privado, señaló el Banco Mundial.
- EMPLEO: Modernizar los códigos laborales. Estos esquemas deben responder a la nueva realidad tras la pandemia, atraer los empleos del futuro, facilitar la movilidad entre empresas, reducir la informalidad y mayor inclusión de la mujer.