El vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo, llamó el jueves a "repensar" el sector agropecuario de la región para que contribuya al crecimiento económico sin perjuicio del medio ambiente.
"La crisis de la pandemia nos lleva a repensar el futuro de América Latina", dijo Jaramillo, al presentar el estudio "Panoramas Alimentarios Futuros: Reimaginando la Agricultura en América Latina y el Caribe".
"Necesitamos un sector agrícola que pueda satisfacer las crecientes necesidades alimentarias de la región y el mundo en general, y evitar al mismo tiempo mayores daños al medio ambiente", apuntó.
Jaramillo dijo que "con mejores políticas y nuevas tecnologías, los sistemas agroalimentarios de la región pueden hacer una mayor contribución al crecimiento, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria y nutricional".
Según el informe, los responsables de políticas públicas deben buscar desplegar el potencial del sector para impulsar un crecimiento "sostenible e inclusivo" durante las próximas décadas.
La agricultura representa entre el 5 y el 18% del Producto Interno Bruto (PIB) en 20 países de América Latina y el Caribe, y una proporción aún mayor si se tiene en cuenta la contribución más amplia de todos los sistemas alimentarios, de acuerdo con datos del Banco Mundial.
Pero los avances del sector, reflejados en una producción creciente y mayores exportaciones netas, han sido a costa de daños ambientales y de salud significativos, señaló el organismo.
Michael Morris, economista principal en Agricultura del Banco Mundial y jefe del equipo que redactó el informe, destacó que América Latina y el Caribe tienen ante sí el reto de seguir siendo "el granero y los pulmones" del mundo, buscando al mismo tiempo que los sistemas agroalimentarios sean "neutros en carbono".
El estudio hace una veintena de propuestas para garantizar que producir alimentos de manera ambientalmente sostenible pueda ser viable a largo plazo.
Pide modernizar la infraestructura agrologística, mejorar la capacitación de los trabajadores, reducir el desperdicio de comida, y profundizar los mercados financieros rurales.
También llama a tomar medidas para desarrollar la capacidad de enfrentar amenazas como el cambio climático, las presiones demográficas y las enfermedades zoonóticas.
Entre las recomendaciones con potencial transformador, señala el "declarar la guerra a la comida chatarra", un paso al que atribuye "enormes beneficios" sanitarios, ambientales y económicos.
Según los expertos del Banco Mundial, la región debe sustituir las prácticas actuales por modelos "que aumenten la producción, fortalezcan los servicios ecosistémicos y mejoren la resiliencia ante el clima de forma inclusiva".
Si América Latina y el Caribe logra cumplir este reto, "los sistemas agropecuarios y alimentarios de la región tendrán una influencia decisiva sobre el devenir no solo de la región, sino del planeta entero", indicaron.