El Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) trabaja en la autorización de cinco préstamos para El Salvador por un total de $790 millones, fondos que se utilizarán para financiar los programas para atender la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del COVID-19.
César Falconi, representante del BID en El Salvador, explicó ayer en el conversatorio “Futuro de la cooperación post COVID-19” -organizado por la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas)- que la entidad pretende completar la autorización de los desembolsos en junio.
Agregó que la entidad se planteó cuatro áreas para responder a las necesidades de la población: atender el frente de salud, apoyar a los más vulnerables y personas vulneradas (para mantener la capacidad de consumo), políticas fiscales para reducir el impacto de la crisis y la cuarta es la defensa del tejido productivo y el empleo (enfocado en pymes).
Según Falconi, el banco tiene como objetivo mejorar el tiempo de respuesta en el marco de la crisis, de tal modo que han hecho simplificaciones que han permitido reducir las aprobaciones que tomaban hasta nueve meses para alcanzar dos meses.
Los fondos que evalúa el BID son parte de un paquete de préstamos avalados por la Asamblea Legislativa entre marzo y abril por $3,000 millones, entre los que destaca uno de $389 millones que autorizó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Nuevos esquemas de cooperación
Los panelistas del conversatorio de Fundemas explicaron que la rapidez en la respuesta es uno de los cambios para un entorno que plantea la pandemia del COVID-19, que parte de una crisis sanitaria pero con conexiones profundas en la economía y los indicadores sociales en muy corto plazo.
Birgit Gerstenberg, coordinadora residente del Sistema Naciones Unidas en El Salvador y Belice, explicó que la crisis actual exacerba los problemas que ya tenía la humanidad y consideró que esta se ha convertido en una emergencia para el desarrollo y una crisis humanitaria y, por ello, los cooperantes están apalancando esfuerzos para apoyar necesidades de este tipo en todo el mundo.
Advirtió que aún en los países que han logrado contener la pandemia, la situación tiene un enorme potencial de desembocar en nuevas crisis sociales con afectaciones en la dimensión económica, social y política.
David Gosney, director de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), explicó que la agencia ha dirigido $10 millones para ayudar a El Salvador a enfrentar los impactos del COVID-19 y consideró que en momentos como este la lucha a la corrupción continúa.
Indicó que espera que en un futuro la USAID pueda proveer ayuda en este aspecto en donde contará con la participación del Gobierno, la empresa privada y la sociedad civil.
Falconi, del BID, explicó que la situación actual puede servir para reenfocar el trabajo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para pensar enfatizar a cuales objetivos es más urgente canalizar esfuerzos.
Explicó que en El Salvador el 10 % de la población está en riesgo por inseguridad alimentaria y que entre las respuestas deberá contarse con un plan para aumentar la disponibilidad de suministro.
La crisis, agregó, esta aumentando el numero de pobreza y advierte que una parte la población vulnerable puede caer de nuevo bajo la línea de pobreza, es por ello que el sistema debe mejorarse mucho y las iniciativas de ayuda deben tener una focalización más aguda.
Pierre-Yves Baulain, jefe de Cooperación de la Unión Europea, explicó que el bloque cuenta con un programa de asistencia para El Salvador por $65 millones para los próximos dos años. Adelantó que la ruta a seguir debe ser la que marcan los ODS, pero partiendo de una redefinición post crisis del COVID-19.
Añadió que a partir de 2021 habrá más fondos para El Salvador en este tipo de operaciones y que se identificarán las oportunidades tomando como base el consenso en una consulta que reúna a todos los actores de la sociedad.
La UE tiene interés de apoyar proyectos que tienen que ver con el pacto verde, que consideró será una política clave en las alianzas para crecimiento y empleo, así como digitalización y tecnología, la gobernanza y la seguridad.
Los cinco préstamos del BID para El Salvador
$20 millones
El primero de los préstamos es para el redireccionamiento de los programas de salud.
$250 millones
Para el financiar el programa de emergencia para la sostenibilidad macroenómica y fiscal.
$250 millones
Fondos para fortalecer la política pública para contener y controlar la crisis del COVID-19.
$200 millones
Para el programa de acesso al crédito para la recuperación productiva de la mipyme.
$20 millones
Son parte del programa global de crédito destinado a las micro y pequeñas empresas.