Desde mayo pasado, el mercado castiga a los instrumentos de deuda de El Salvador debido a la incertidumbre generada tras las destituciones de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y el fiscal general, así como la aprobación de la Ley Bitcoin.
Sin embargo, la reacción del mercado de este jueves corresponde al anuncio de la Vicepresidencia de la República que se encuentra en la recta final en la elaboración del paquete de reformas a la Constitución, entre las que evalúa extender el período presidencial, reducir el tiempo de reelección de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, así como permitir monedas virtuales, revisar las condiciones del aborto y la eutanasia.
Al cierre de la jornada, el bono con vencimiento para 2035 cerró en $80.86, una cifra inferior a los $81.17 cotizados el miércoles 11 de agosto. El valor alcanzado ayer es el nivel más bajo observado desde el 28 de octubre de 2020 cuando llegó a $79.83.
Mismo panorama ocurrió para los instrumentos con vencimiento para 2029, que cerró en su nivel más bajo desde finales de octubre del año pasado y se colocó ayer a un precio de $86.45.
La mayor preocupación de los inversionistas es el vencimiento del bono para enero de 2023, pues el Gobierno puede enfrentarse a un mercado sin apetito para comprar nueva deuda. Esta emisión cerró ayer en $91.35, también su valor más bajo desde octubre del año pasado.
El problema con El Salvador es la dirección de la formulación de políticas: parece estar cada vez más impulsada por los caprichos de Bukele”. Rick Scott, Analista de deuda citado por Bloomberg
Preocupación.
“Para los inversionistas, los planes aumentan la incertidumbre sobre la formulación de políticas, la que se cuestionó a principios de este año cuando el partido gobernante tomó el control del tribunal superior y reemplazó al fiscal general, y luego convirtió a El Salvador en el primer país en adoptar formalmente el bitcoin como moneda de curso legal”, señaló Bloomberg.
También alimenta la especulación sobre si El Salvador podrá finalizar un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), clave para que el Gobierno ordene las finanzas públicas y pueda tener acceso al mercado de inversionistas.
“El mayor riesgo en este momento es que promulguen leyes o políticas que sean desaprobadas por el FMI”, citó Bloomberg a Rick Scott, analista de deuda soberana de mercados emergentes de BMO Global Asset Management en Londres.
“El problema con El Salvador es la dirección de la formulación de políticas: parece estar cada vez más impulsada por los caprichos de Bukele que por cualquier otra cosa”, agregó el analista.
Recientemente, la agencia Moody’s Investors Rating degradó la calificación de deuda de El Salvador de “B3” a “Caa1”, una categoría para los bonos con alto nivel de especulación.