En un escenario bastante “tétrico” para el sector caficultor pero próximo a cumplirse, asegura la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal), la producción de café podría caer a 520,000 quintales para la próxima cosecha de 2020-2021 y dejaría en las filas del desempleo a más de 15,000 salvadoreños.
El sector había anticipado que la cosecha 2019-2020 -en sus últimas semanas de recolección-podría caer en 15 %. Esas proyecciones se han quedado cortas y los datos oficiales indican que la producción hasta marzo pasado se ha desplomado en hasta 24 %.
Al 31 de marzo de 2020, según datos del Consejo Salvadoreño del Café (CSC), se reportaban 705,190 quintales, esto significa una reducción de 224,500 quintales si se comparan con los 929,690 registrados en el mismo período de la anterior cosecha. “La caficultura del país ha vuelto a niveles de producción de hace 115 años”, indicó Omar Flores, presidente de la Acafesal.
Los productores aseguran que esta caída se debe a que no tuvieron dinero suficiente para realizar los trabajos de campo debido principalmente a la caída del precio internacional del café -crisis que inició en 2017- y a la insolvencia financiera para adquirir nuevos créditos en el país.
En medio de la pandemia del nuevo coronavirus, que amenaza con llevar a la economía salvadoreña a una recesión en -5.4 % según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), los productores piden al Gobierno de Nayib Bukele que se les incluya en el paquete económico de $1,000 millones que aprobó la madrugada de este martes la Asamblea Legislativa y se les apoye con créditos blandos y reestructuración de deuda.
“De no recibir apoyo del Gobierno, la cosecha del presente año continuaría disminuyendo. Si aplicáramos una caída similar a la obtenida en la recién cosecha que está cerrando, llegaríamos a una producción de 520,000 quintales de café en el ciclo 2020-2021”, indicó la gremial.
Empleos en riesgo
El sector caficultor es el principal empleador del agro en El Salvador y genera oportunidades laborales para más de 40,000 personas. Junto con la caída de producción también se desplomó el empleo y hasta marzo pasado se habían perdido 12,496, indican las estadísticas del CSC.
La institución reporta que a marzo se habían generado 35,260 empleos, una disminución de 26.1 % si se compara con 47,756 registrados al cierre de la cosecha 2018-2019. Si la producción continúa en caída en los mismos niveles de este año, para el período 2020-2021 se podría perder unos 15,000 empleos, advierte la gremial.
“Lo delicado es la pérdida de empleos que habría porque hay zonas que solo son de café. ¿Qué sucedería? Habría delincuencia e inseguridad alimentaría porque se enfoca en que también el campesino tenga dinero para comprar sus alimentos. En la medida que caiga, las consecuencias económicas serían graves”, indicó Flores.
La gremial considera que una de las maneras para sobrevivir es una diversificación en los cultivos asociados al café, tales como la siembra de frutas, cítricos, frijol y hasta reservorios para crianza de tilapias.
Importancia del sector en la economía
Historia
La historia del cultivo de café se remonta a los últimos 220 años, en específico en 1796, cuando se encontraron las primeras plantas. Desde entonces, es uno de los principales rubros en la economía salvadoreña. Su participación en el PIB ronda el 10 %.
Producción
Los datos del CSC indican que la producción de café tuvo su repunte en el último cuarto del siglo XX, en niveles de hasta cuatro millones de quintales. Comenzó a perder productividad y en la crisis de la roya de 2013 se desplomó a 700,025 quintales. Aún no se recupera.
Empleos
En los años de 1989-1990, el sector caficultor era un generador de más de 181,000 empleos. Así como la producción comenzó a caer, las oportunidades de trabajo se fueron reduciendo hasta llegar a 35,260 (datos a marzo pasado) en la cosecha 2019-2020.
Ambiente
El sector aporta a la conservación de los mantos acuíferos. En los cafetales es donde se da la recarga hídrica, además genera protección a la biodiversidad y conserva la flora y fauna. El parque cafetero se considera el pulmón del país.