Las condiciones climáticas cada vez más adversas previstas para regiones como el corredor seco centroamericano amenazan con incrementar los problemas de seguridad alimentaria en los países de la región.

El Salvador tiene 25 municipios en esa zona geográfica, la cual es marcada por ciclos de poca lluvia que se prevé se agraven por los efectos del cambio climático.

Jerry Argüello, coordinador regional para Latinoamérica y el Caribe de la Unidad de Soporte Global de la Clasificación Integrada en Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), dijo que se ha detectado un incremento de la migración en los países que integran el Triángulo Norte de Centroamérica, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador.

Datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reflejan que en 2020 unas 450,000 personas decidieron migrar, de las que 72,000 son de El Salvador.

La pandemia del covid-19 es una importante razón para esta decisión. El caso más dramático es Honduras, país que el año pasado -además de la pandemia- resistió dos huracanes lo que empujó al éxodo a unas 250,000 personas.

Los datos fueron compartidos ayer en el marco de la “Primera Conferencia por la Integración: Perspectivas y Desafíos de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en los Países Miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA)”, donde se analizó la situación de los países miembros a un año del inicio de la pandemia y en el marco de nuevos datos de los efectos del cambio climático.

Israel Ríos, oficial de Nutrición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), explicó que en el año pasado el número de personas en riesgo alimentario creció un 8 % El Salvador.
En 10 años, el istmo tuvo cinco sequías, dos crisis brutales del café, dos huracanes y el covid. El cambio climático vino para quedarse”. Adoniram Sanches Peraci, Coordinador FAO MESOAMERICA

El caso no es aislado, en Nicaragua este indicador alcanzó el 19.3 %, un comportamiento que pone en riesgo el cumplimiento de algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de todos los países.

Se estima que en El Salvador hay 800,000 personas en riesgo, mientras que en el conjunto de los países que conforman el SICA la cifra alcanza los 17 millones, una suma que incluso puede quedarse corta porque no todos los gobiernos reportan los casos.

Ríos dijo que las poblaciones caen en inseguridad cuando por falta de dinero o recursos no son capaces de tener acceso a alimentos saludables o suficientes para el grupo familiar, lo que puede dejar a algunos sin acceso.



Según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pandemia agravó las condiciones de cientos de familias por la disminución de sus ingresos, lo que dejó en condiciones “moderadas y graves” de inseguridad.

Adoniram Sanches Peraci, coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica, dijo que la dificultad de acceso en alimentos no solo impacta en la calidad, también se refleja en condiciones como el sobrepeso por una mayor exposición a productos procesados y menos saludables.

El especialista dijo que en ese sentido los gobiernos deben articular mecanismos para garantizar la protección de los más vulnerables.

 

El dato


Los hogares liderados por mujeres son los más afectados por la inseguridad alimentaria, un perfil que también refleja la desventaja de género para este grupo poblacional.